Mientras que lavaba mi cara, viendo el blanco del lavamanos ... plenitud y una lágrima.
Algunas veces nos hemos sentido olvidados, arrebatados, olvidados y pasados a llevar, olvidados, abandonados.
Recuerdo los bailes a los cinco años sobre la cama, donde danzaba con mi pequeño enagua y ella me llamaba para vestirme e ir al colegio. Esos momentos de danza y saltos sobre el cubrecama café pastel y rosas. Ella me tocaba, ella me notaba... la necesitaba, la necesitaba porque no me hablaba, porque la veía tendida allí sin verme y yo la veía, la veía llorar, la veía con pena, la veía, la veía, la veía...
Despues de ese recuerdo, mi mano temblaba sobre mi boca y ella se acerco, me tocaba la cabeza y me iba peinando con sus manos, la sentia nuevamente, como aquella vez cuando tenia cinco años, la sentía, la amaba de nuevo... Llore sobre su pecho, la amaba...
¿Por qué no me veias? ¿Por qué no me amabas allí? Te entiendo, te he entendido y te amo... Te amo, mamá.
¿Por qué no me tocabas? Te amo...
Y hoy duermo con el alma traquila, emocionada, como dormía junto a tu lado, junto a tu pecho tibio.
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