Frente al vidrio mas frio de la ciudad, una luz intermitente amarilla me iluminaba y yo en el escenario de la vida, una calle. La gente que pasaba enfriaba mi espalda, mientras que veia esa luz, esa luz dentro de ese vidrio, me calentaba la cara y sentia el recuerdo. Una especie de borrachera se apoderaba de mi cabeza y eras tu de nuevo, en el candor del hogar, de un hogar maldito y dueño de mi mala suerte, los dos acostados en la cama. La luz hacia siluetas, silueta de tu cabello enmarañado, y el libido se iba acabando mientras que la pena iba apoderandose de mi espalda encogida.
-¿Qué haces ahi?
-Espero
-¡Sal de aquí, sal de ahí, sal de todo lo que podría ser una ilusión!
-Me encontraste
-Me buscaste
-Me perdiste
-Nunca te tuve
-Nunca quisiste
-Nunca pude
-¿Quieres alcohol?
-Quiero cigarros
-¿Me quieres?
-No
-¿No?
-Sí
La luz se apago y yo seguí mi rumbo... con la cara tibia, con las piernas rojas, con el pelo enmarañado, con la frente humeda y con el deseo de lo que fue un día.
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