lunes, septiembre 21, 2015

Disolución

Sólo un soñador puede construir una utopía. Quien tiene su alma muy despierta a la realidad sólo encontrará en el futuro la negación del presente. Nada más, ni nada menos que la presencia de todo lo que ya ves.
¡Sueña despierta! que la vida tuya al vivir como los otros se construye a latigazos. Eres de sustancia inefable y sin mesuras, que sólo puede vivir la locura en el más profundo de los silencios de una alcoba y cuerpo vacío. No te dejes capturar, no te dejes amoldar. Divide tu ser, no te abandones. La contradicción de utilidad y locura. 

La construcción de la cordura

Mi pequeña zigzagueante, la vida no es como la has entendido hasta ahora desperdiciando cada minuto tuyo por esa falacia que conocías como amor. Te has perdido mucho de ti y de todo, has cambiado de vida para seguir cometiendo el mismo error delante de distintas cortinas, ¿Con qué justa razón has dejado tanto? Estas viviendo en la pobreza de tus circunstancias, de tus impulsos, abandonando todo aquello que pudo hacer rica tu alma. Todo esto por qué... ¿Querías mantener la locura? ¿Querías tener algo para escribir? Llevas diez años tratando de dejar esto de lado y sólo encuentras sobre ti la huella de un zapato embarrado. Es hora de abandonar...
La locura puede construirse de esa extraña pulsión que te agobia, pero no te devuelve las formas que una vez tuviste. En aquellos tiempos tu mente era joven, la ignorancia era el motor de tus pensamientos, ahora cada vez mas culta, más conocedora, la locura tiene un tono de infantilismo que argumenta el desprecio de los demás.
Mi pequeña zigzagueante, olvida el amor, olvida la locura, olvida todo...

domingo, septiembre 20, 2015

Me acuerdo...

Te vi a lo lejos y yo...

mi corazón de vidrio comenzó a arder desde su interior y poco a poco, como si fuesen fuegos artificiales de cristal, se esparcieron por mi interior. Sentía el fuego que subía desde el pecho a mi cuello, a mi cara... Y siento... siento como si amor lo viviera en el calor de mis mejillas. Allí... allí estas.

miércoles, septiembre 16, 2015

Breves momentos activistas

Me llamo Michelle... me gusta como mi nombre termina en "e", me da la sensación que no tengo sexo ni género, porque pienso en otras cosas que soy como estudiantE en proceso de ser antropologO, y me gusta decir que Michelle es AntropologO, porque ahora vivo lo que en un pasado fue del hombre, y la O ya es mi historia. No quiero un género transformado al femeninO, quiero ser tan mujer y hombre sin olvidar la lucha de otrOS. Olvida los genitales de la mente.

martes, septiembre 15, 2015

Un poco sobre la maternalidad.

Cuando le dije que explotaba mis sensaciones maternales, sólo lo dije por un sentir. El respondió con preocupación que "yo no era su madre". Ahora pienso:
La maternalidad no es el resultado del acto de parir, ni se promueve sólo en la mujer, es un acto cargado de historia social y símbolos afectivos que son producto de contener en sí mismo la vida del otro, y que se refleja en situaciones cotidianas que cuiden la esencia o el trabajo de sí mismos y del otro. Y aquí me someto al acto y juego fenomenológico de la redefinición para alcanzar y masificar la utopía de la igualdad de condición y la semejanza de la diferencia. El sentir, ante todo es la asociación simbólica de una experiencia actual hacia una pasada, la experiencia natural de la mujer genera una asimilación a un proceso dado por cualidades corporales, lo que genera, por medio de la repetición de eventos similares, un compilado interminables de actos que pueden asimilarse a un tipo de "alimentación simbiótica" que sucede entre los humanos, y al ser transferida a un otro por medio de la experiencia vivida, éste también puede ser maternal si es capaz de replicar una serie de significantes que se compartan en comunidad. Por lo tanto, el gran problema de otorgar grados de maternalidad a quien se le asume como incapaz de tenerlos, es la capacidad de entender en la comunidad que el sujeto puede replicar experiencias "originarias", es decir, no es culpa del sujeto sino del entorno de ése sujeto.

lunes, septiembre 14, 2015

Perfección

Es aquel momento que vive en mis añoranzas en el que pueda abrazarte y decirte: tenía que perderte para aprender a compartir contigo, vivir con la idea que eventualmente vas a morir, te vas a ir, jamás estarás ahí, para que este momento sea vivido en su intensidad... para que deje de creer que tan sólo cosas malas van a suceder... porque si todo acaba es la única forma que aprendo a ser feliz. Y si este momento se extiende... si este momento es para toda la vida... hasta la muerte... podré decir que seré feliz toda la vida. Si te pierdo seré feliz... feliz en vivirte...
¿Cómo dejar de desear lo que deseas?

Una carta publica para el silencio.

Te dije una vez que si no tenía certezas bastaba en este mundo actuar acorde a una afirmación y convicción... no creo que me esté equivocando en eso, y creo que aquello lo tomaste bastante bien por lo que vi en la última discusión que tuvimos. Nuevamente, en vez de poder solucionar el conflicto que nos agotaba, caí en la trampa del azar y la desesperación. No, no es tu culpa que yo me desespere o que reaccione de determinada manera, esa es tan sólo mi culpa. Tampoco está bien que te diga en lo que estas fallando, lamentablemente eso es parte de un actuar cotidiano que me hace sentir que debo decir lo que resulta correcto o no. De nuevo, tuviste la razón en la conversación.
Por otro lado me gustaría decirte todo lo que he aprendido, pero no, no debería ser un anuncio para ti sino para mi, en lo que me he equivocado no es un motivo para volver a reunirnos. En este momento las disculpas ya no pesan, porque no hemos aprendido lo suficiente, y creo que yo soy la que está en desventaja frente a sí misma. Quisiera seguir escudándome en las falencias que siempre he tenido, pero hasta yo estoy en desacuerdo a ese tipo de acto. Si te enviara esto, esto lo que pienso ahora de nuevo estarías escéptico porque es probable que me vuelva a caer y ello me llevará a tratar de hacerte entender que estoy tratando de cambiar, y eso me hará creer a mi que lo hago por ti y no así por mi. No puedo hacerte entender nada de lo que suceda conmigo. Si quisiera hacerlo caería en la presión de que deberías quererme porque pienso que debes hacerlo... y nuevamente, acertaste... no debe caer ninguna responsabilidad-ficción ante ti.
Me gustaría decirte que sí me quiero, pero con estos comportamientos que al reflexionarlos me hacen pensar lo mismo que tu, porque claro, veo que no tengo seguridad en lo que hago, que tiemblo ante mis errores aún, y deposito en alguien que pueda quererme cuando me caiga. Acá esta la contradicción... acá está lo que yo no entiendo. Porque es cierto que cuando uno recibe cariño debe ser con la aceptación de este ser humano que se esta construyendo (que risa decirlo de esa manera, tu lo decías todo el tiempo), el otro debe estar preparado para uno... pero tanto como uno está preparado para sí mismo. Y ahí, ahí vacilo sobre mi cariño. No quiero decirte que tienes razón en eso, porque duele darte la razón en una falencia tan grande como esa. Porque hay otras cosas que si quiero de mi y acepto, también las disfruto... El problema de no quererme es acá... es la circunstancia en la cual tengo miedo de ser yo misma porque creo que eres tu el que debe aprobar o desaprobarme, porque eres tu el que querrá o no estar conmigo, y una parte de mi desea que lo estes. Y ahora me doy cuenta que la unica forma en que puede haber algo entre nosotros es que no lo desee para tener mi libertad y perder mi miedo. Luego pienso que quiero ser yo misma para atraerte, y de nuevo caigo en el deseo. Entonces ¿debo perder las ansias? ¿debo confiar que todo lo que vendrá a mi vida será bueno a pesar de todo lo que pase? ¿Y que puede o no alejarme de ti?
 Tengo miedo al futuro, de estar y sentirme sola, y quizá esa es mi responsabilidad... ¿que más mal puede haber después de ya haber vivido esa sensación...? ¿Acaso no debería cambiar mi rumbo? Lo único que tengo que hacer es dejar aquello, dejar de sentirme sola para estar acompañada de mi misma, de perder el miedo y saber compartir. Pero no sé como todo nuevamente torna sus pies hacia arriba, yo quería esto, queria dejarme llevar y sin importar lo que sucediera. Quise aceptarme con mis sentimientos y mis desequilibrios, con mis impulsos, con mis defectos, con todo aquello que me ha formado el carácter. Pero debo dejar de pensar que todo aquello que haga es digno de ser querido, debo dejar de pensar que la importancia personal que me doy es una forma de quererme, sino justamente ahora, ahora debo pensar que todo lo que tenga que ver con otro es sólo un momento de compartir quienes somos. No hay nada de mi que pueda darte, tan sólo están los momentos.
Nuevamente tienes razón... y ya no sé si lo sabías. Hay algo de orgullo en mi que no quiere darte la razón en cada una de estas cosas, que cree en a transformación de la vida, en los caminos unidos... La unica gran certeza es perder el miedo a la separación y la destrucción...
Se despide, y nunca tuya, tan sólo siempre mía.
Michelle Covarrubias L.

sábado, septiembre 12, 2015

la culpa

No hay culpables... Esa mano pudo tener distintas intensidades, una caricia, una bofetada... ese error nos hizo caer en desgracia y luego comimos todos juntos en la misma mesa... achinamos los ojos hasta salir las lagrimas, unas veces maldecimos y otros solo liberamos las carcajadas. Otras veces nos dejamos caer y otras nos aferramos a las cosas buenas para tenerlas.
Son solo momentos... compuestos de otros, y de otros, y de otros, y de otros... Son sólo personas creadas de otras... Y yo soy sólo un momento sin culpa.

jueves, septiembre 10, 2015

El otro libre que vive en la prisión homónima

Es el recuerdo tembloroso de una mano acampanada al lado de las caderas, de líneas blancas verticales y manchas negras horizontales en la cara. Te describo como se siente esta memoria pétrea en mi pecho, es difícil hablarte más de ello, porque no he desbordado más allá de algunas noches, más de tres días, más de nueve días, más de una vida entera que se vuelve silencio.
Odio relatar mi locura como si fuese pena y culpo de ello a la psiquiatría. Odio hablar de muerte como si ese fuese el resultado de una gran pérdida. Odio que esta dirección sin sentido pretenda tener lógica. Duele pero no es pena, arde pero no es pasión. Duele pero no lastima, arde como si fuese vida.
Es el duelo de los gemelos de mi alma, a los que yo llamo "sentir" y "duda"...