Es el recuerdo tembloroso de una mano acampanada al lado de las caderas, de líneas blancas verticales y manchas negras horizontales en la cara. Te describo como se siente esta memoria pétrea en mi pecho, es difícil hablarte más de ello, porque no he desbordado más allá de algunas noches, más de tres días, más de nueve días, más de una vida entera que se vuelve silencio.
Odio relatar mi locura como si fuese pena y culpo de ello a la psiquiatría. Odio hablar de muerte como si ese fuese el resultado de una gran pérdida. Odio que esta dirección sin sentido pretenda tener lógica. Duele pero no es pena, arde pero no es pasión. Duele pero no lastima, arde como si fuese vida.
Es el duelo de los gemelos de mi alma, a los que yo llamo "sentir" y "duda"...
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