lunes, septiembre 14, 2015

Una carta publica para el silencio.

Te dije una vez que si no tenía certezas bastaba en este mundo actuar acorde a una afirmación y convicción... no creo que me esté equivocando en eso, y creo que aquello lo tomaste bastante bien por lo que vi en la última discusión que tuvimos. Nuevamente, en vez de poder solucionar el conflicto que nos agotaba, caí en la trampa del azar y la desesperación. No, no es tu culpa que yo me desespere o que reaccione de determinada manera, esa es tan sólo mi culpa. Tampoco está bien que te diga en lo que estas fallando, lamentablemente eso es parte de un actuar cotidiano que me hace sentir que debo decir lo que resulta correcto o no. De nuevo, tuviste la razón en la conversación.
Por otro lado me gustaría decirte todo lo que he aprendido, pero no, no debería ser un anuncio para ti sino para mi, en lo que me he equivocado no es un motivo para volver a reunirnos. En este momento las disculpas ya no pesan, porque no hemos aprendido lo suficiente, y creo que yo soy la que está en desventaja frente a sí misma. Quisiera seguir escudándome en las falencias que siempre he tenido, pero hasta yo estoy en desacuerdo a ese tipo de acto. Si te enviara esto, esto lo que pienso ahora de nuevo estarías escéptico porque es probable que me vuelva a caer y ello me llevará a tratar de hacerte entender que estoy tratando de cambiar, y eso me hará creer a mi que lo hago por ti y no así por mi. No puedo hacerte entender nada de lo que suceda conmigo. Si quisiera hacerlo caería en la presión de que deberías quererme porque pienso que debes hacerlo... y nuevamente, acertaste... no debe caer ninguna responsabilidad-ficción ante ti.
Me gustaría decirte que sí me quiero, pero con estos comportamientos que al reflexionarlos me hacen pensar lo mismo que tu, porque claro, veo que no tengo seguridad en lo que hago, que tiemblo ante mis errores aún, y deposito en alguien que pueda quererme cuando me caiga. Acá esta la contradicción... acá está lo que yo no entiendo. Porque es cierto que cuando uno recibe cariño debe ser con la aceptación de este ser humano que se esta construyendo (que risa decirlo de esa manera, tu lo decías todo el tiempo), el otro debe estar preparado para uno... pero tanto como uno está preparado para sí mismo. Y ahí, ahí vacilo sobre mi cariño. No quiero decirte que tienes razón en eso, porque duele darte la razón en una falencia tan grande como esa. Porque hay otras cosas que si quiero de mi y acepto, también las disfruto... El problema de no quererme es acá... es la circunstancia en la cual tengo miedo de ser yo misma porque creo que eres tu el que debe aprobar o desaprobarme, porque eres tu el que querrá o no estar conmigo, y una parte de mi desea que lo estes. Y ahora me doy cuenta que la unica forma en que puede haber algo entre nosotros es que no lo desee para tener mi libertad y perder mi miedo. Luego pienso que quiero ser yo misma para atraerte, y de nuevo caigo en el deseo. Entonces ¿debo perder las ansias? ¿debo confiar que todo lo que vendrá a mi vida será bueno a pesar de todo lo que pase? ¿Y que puede o no alejarme de ti?
 Tengo miedo al futuro, de estar y sentirme sola, y quizá esa es mi responsabilidad... ¿que más mal puede haber después de ya haber vivido esa sensación...? ¿Acaso no debería cambiar mi rumbo? Lo único que tengo que hacer es dejar aquello, dejar de sentirme sola para estar acompañada de mi misma, de perder el miedo y saber compartir. Pero no sé como todo nuevamente torna sus pies hacia arriba, yo quería esto, queria dejarme llevar y sin importar lo que sucediera. Quise aceptarme con mis sentimientos y mis desequilibrios, con mis impulsos, con mis defectos, con todo aquello que me ha formado el carácter. Pero debo dejar de pensar que todo aquello que haga es digno de ser querido, debo dejar de pensar que la importancia personal que me doy es una forma de quererme, sino justamente ahora, ahora debo pensar que todo lo que tenga que ver con otro es sólo un momento de compartir quienes somos. No hay nada de mi que pueda darte, tan sólo están los momentos.
Nuevamente tienes razón... y ya no sé si lo sabías. Hay algo de orgullo en mi que no quiere darte la razón en cada una de estas cosas, que cree en a transformación de la vida, en los caminos unidos... La unica gran certeza es perder el miedo a la separación y la destrucción...
Se despide, y nunca tuya, tan sólo siempre mía.
Michelle Covarrubias L.

No hay comentarios.: