martes, febrero 20, 2018

Reflexión sobre el posmodernismo

Hace un tiempo he expuesto coloquialmente mi crítica hacia elementos del posmodernismo y ahora quisiera argumentar cuáles son aquellos elementos los cuales desapruebo de lo que se concibe como tal. Si bien la definición de lo que es "posmodernismo" ha sido bastantemente abordada, no busco explorar ni poner en discusión estas múltiples posturas, sino que abordarla directamente desde una de las tantas aproximaciones: posmodernismo como reconfiguración del pensamiento moderno. La modernidad, como periodo de la historia en la cual se consolida el pensamiento científico, posterior a la hegemonía de la religión como acercamiento a la realidad, viene a plantear ante todo el desarrollo del pensamiento abstracto como herramienta de control de la realidad. En ese sentido, el pensamiento moderno debe leerse desde su posibilidad política, es decir, es una falacia que la subjetividad racional del ser humano se pone en el centro, sino que es el hombre restringido el que viene a encontrar un lecho de acción política en la racionalidad. Hago esta acotación porque la experiencia ser humano ha concebido distintos órdenes a lo largo de su existencia, hasta donde tenemos conocimiento, por lo tanto, la racionalidad es una herramienta de libertad del sujeto en un periodo dado de la historia, aboliendo pequeñas e importantes partes de la hegemonía de la religión como acercamiento a la realidad. 

Tomando en cuenta esta breve introducción a lo que se concibe como pensamiento moderno, los sujetos desarrollan su racionalidad por medio del pensamiento abstracto, situación que cambia con la posmodernidad, donde se toma en cuenta (no estoy en desacuerdo con esto) la multiplicidad de relatos, también expuestos desde las relaciones de poder, situados en un espacio, tiempo y contexto. Sin embargo, lo que ocurre con el pensamiento posmoderno y es ahí donde dirijo mi crítica, se presenta una exacerbación de la subjetividad plural. Esta subjetividad plural es distanciada del contexto político, siendo que aún imperan relaciones de dominación, lo que da paso a la verdad por autoridad. Entonces, inicialmente se puede ver una visibilización de múltiples pensamientos subalternos, pero que a lo largo del tiempo pasan a ser dominio culturales sin relación entre sí, abandonando lentamente la abstracción como acercamiento. Lo que en otros momentos puede ser leído como el abandono del universalismo, es más que nada, un abandono de la abstracción como vinculación de las relaciones sociales y de producción de conocimiento activo. 

La posmodernidad abrió la caja de pandora y generó la Era de la opinión por autoridad, tiempos experimentados como la contraposición de relatos distantes y sordos, que no valora la racionalidad como la disputa política que es, como el orden social que significó. ¿Por qué concibo que es necesaria la crítica? Porque al no permitir una discusión sobre la abstracción, se reducen las posibilidades de aplicación y de cambio en la realidad, es decir, no se dirige a la población hacia la mejor experiencia consigo y su medio. La discusión se estanca en la legitimidad del relato y no así en la complementariedad de pensamientos en post a objetivos políticos de libertad.  Un ejemplo de eso, es el complicado escenario ante la defensa de situaciones de violencia: si defino la violencia como un contexto político, dado por la dialéctica y su relación con condiciones materiales significantes, donde la posición dominante restringe, agrede y reduce a su contraparte adueñándose de su subjetividad y capacidad, esta definición queda anulada por la sola existencia de una contraposición de relato, quitando la posibilidad de generar un cambio para quien sufre como dominado. Es decir, no sólo permite entender la relatividad de pensamientos, cultura y relato, sino el empobrecimiento del conocimiento activo. ¿No les parece motivo suficiente para enloquecerse y volverse un nihilista pesimista? 

¿Qué ofrezco como resolución? Pues entender que la racionalidad fue una herramienta política, por ende, es necesario resituar la racionalidad en la política para volver a concebir la abstracción como productora del conocimiento activo, siendo así útil para las personas y su medio. En ese sentido, es necesario tomar la multiplicidad de relatos en un escenario relacional, de expresiones de poder, expresiones de posturas y de cómo la abstracción retoma ciertas formas en el predominio y ausencia de relatos determinados, para reproducir un lenguaje común y activo. ¿Pero cuál es la falencia que se tendría? El abandono de la abstracción universal sobre lo que se entiende como política... es decir, a nuestra falencia le hace falta acción política. 

lunes, febrero 05, 2018

Libertad: Entre el contexto y la acción.

Los que me conocen saben que suelo revisar los comentarios de las noticias, para estar al tanto de las reacciones de las personas a ciertos hechos, pues esta reflexión surge de esa práctica que tengo. Ayer pasé por el encabezado el cual hablaba que las azafatas de la fórmula 1 ya no tendrían empleo, debido a la fuerza que ha tenido el movimiento feminista en la actualidad. El cuerpo de la noticia incluía los comentarios de las azafatas que protestaban por no contar con empleo al cual ellas se sienten preparadas y que el escenario actual ya no les permitía desarrollarlo. En los comentarios las personas decían distintos insultos dirigidos a las mujeres feministas, algunos usados estereotipadamente como "guatonas, peludas, feas, envidiosas de las lindas, feminazis" y otros que apelaban que el movimiento feminista restringe la libertad de elección laboral de algunas mujeres. 

Y ahí me quedé pensando sobre la falacia de la libertad de elección, teniendo como supuesto inicial que la libertad que yo tengo se mide según la sociedad y el poder que se ejerce, al punto que es una acción de libertad es capaz de protegerme socialmente en mi desarrollo sin efectos perjudiciales colaterales. No hay que olvidarlo, una transformación viene a cuestionar la ética de las personas, el cómo se concibe la realidad y como debería ser transformada. Teniendo esto claro, avanzaré a un ejemplo, ocupando un tema que me agrada mucho en cuanto su complejidad: relaciones sexuales. 

Hace unos años me abrí sexualmente a explorar, no pensándolo así necesariamente, pero quise hacer las cosas cuando así las sentía, aunque esto tuviese sus defectos. En ese sentido, tuve libertad de acción y elección, elegí con quien mantenía relaciones y con quienes no. Sin embargo, esa libertad de acción, estaba coartada por una restricción y castigo por ser mujer, no estuvo exento de agresiones, es decir, por ser mujer desarrollé una sexualidad violentada de forma sistemática. Claro, hice lo que quise, pero también recibí tratos que no eran equivalentes entre lo que podía desarrollar el hombre y lo que no podía realizar yo. Y ojo, hago esa comparación para entender que hay límites de género, que dan cuenta justamente de una desigualdad política entre distintos tipos de personas. 

Es ahí donde yo comprendí, primero, la violencia es una situación contextualizada que debe ser entendida como una expresión de desigualdad política que reduce al ser humano (restrictiva y represora); y segundo, la libertad era contar con una situación de igualdad política, es decir, la libertad también debe ser el orden político de igualdad de desarrollo, por lo tanto, de condiciones (Esto puede ser trabajado desde la teoría materialista, para comprender la naturaleza de los medios y la dialéctica, al igual que con los planteamientos de Simone de Beauvoir). Entonces, a pesar que yo pudiese elegir, la represión iba a marcar el privilegio de género, es decir, develando el sistema patriarcal. De este modo, mi desarrollo estaba reprimido por una herencia cultural de privilegios, del cual no se puede salir, por lo tanto, como feminista debiese eliminar parte de esta herencia, toda aquella que reduzca a la mujer a un objeto y no permita el desarrollo como sujeto con sus respectivas responsabilidades sociales. 

Finalmente, no, no creo que es una cuestión de subjetividad e impresiones, de sentires, sino más bien, hablamos de la reducción de la subjetividad, que produce la objetivación. Parafraseando a Simone de Beauvoir, la objetivación sucede cuando mi subjetividad no depende de mi mismidad, sino de la subjetividad de un otro que anula la mía. En otras palabras, no dependo de mi reflexión en la sociedad, sino de aquello que hacen de mi, en contra de mi misma. Entonces, cuando hablo que el proyecto de libertad de la mujer, consiste en resguardar nuestra integridad de forma social, porque existe un consenso proveniente de una igualdad política. Por lo tanto, para poder tener dicha libertad, es necesario eliminar esta forma de entender la subjetividad femenina y, por consiguiente, la violencia que se genera para que las mujeres no nos desarrollemos como sujetos íntegros. En otras palabras, la libertad de elección de la cual hablan estas personas menoscaba la libertad social, es decir, la que me permite mi desarrollo subjetivo y libre. 

¿Esos empleos se deben eliminar? Claro, porque profundizan la desigualdad política objetivando a las mujeres y permitiendo el desarrollo del privilegio masculino, el cual es usado para reprimir a las mujeres. Y no, no elimino una vía laboral, porque no determino a las mujeres a esas funciones que ponen en riesgo a otras, sino que es un movimiento que abre las puertas a otras opciones que consten en permitir la libertad de todas. Por tí, por mí, por todas mis compañeras hay que eliminar la herencia del privilegio masculino. 
Salud!
PD: No, no soy gorda, tengo un estado de salud que se respalda con instrumentos de la medicina; como cualquier persona de chile, tengo rasgos mestizos; y no tengo envidia de las bonitas, creo éticamente y políticamente en la sororidad

Una feminista más en chile.