A-marte

El viaje comenzó con solo decir: ¡Voy! ...
Son aquellas noches donde solo miras el cielo y todo te parece un tanto extraño, las estrellas se tornan rojizas, la luna me mira contenta -¡algo sabe esta pilla de porqueria!- pero nada me basta, tengo muchas ilusiones para que calme la sed alguna vez en la vida.
Mil años pasaron desde que nací y por primera vez tengo una idea concretada, quiza deba despegar sin miedos, se pierde cuando sientes que no ganas nada cuando lo tienes todo; un gran error irrefutable. No quiero contar la trayectoria, suelen ser aburridas cuando solo se quiere llegar a la finalidad del viaje. Por lo tanto, el viaje fue largo, industrioso, a pesar de eso valio la pena llegar hasta aca.
Como su polvo en la superficie, ese aroma embriagante, flote por unos segundos pero cai tan pesado... el sueño.
Esa boca rosa pastel, que son puertas hasta el abismo que te hace temblar de temor, de inseguridad ¿en verdad se podrá volar?... No sería nada con el respiro, agitado... Y como un ser confiado, cerrar los ojos, los surcos que guardan aguas subterraneas, diafanas a pesar de todo... No se puede cesar de sentir cariño por esta tierra tan acogedora... distinta... sabia naturaleza

Volver a abrir los ojos, todo se vuelve un desierto en este viaje, nada era como se esperaba... nunca me pude lanzar al abismo, nunca visite esas aguas ocultas bajo la tierra, nunca pude tocar la tez arenosa de un planeta jamas visitado...