jueves, septiembre 15, 2011

Yo no ser weona, pero a veces dudarlo III

Las dos primeras partes tenían su mística, su diferencia, su sello, su nivel. Pero esta sección será parte de la sección llamada "Comedia sexual", porque es claro, pase por los "raros lindos" y los "intelectuales entretenidos", falta algo de humor y claro, me di cuenta que mi mala suerte o la vida anecdótica no se detiene.
El primero fue cuando aún estaba en mi inocencia sexual, un hombre mayor... quizá demasiado mayor. Completamente nueva en lo que son estas aventuras, me fui de lleno al motel después de una tímida aceptación. Pagó todo, hasta la comida barata de estos lugares. Cuando estábamos en lo nuestro me dijo una de las frases mas preocupantes que he escuchado: Eres como un angel, no, no puedo hacerlo. Pero la cosa no quedó allí, después de la desnudez, después de botar una botella de coca-cola por estar frustrada, alarmada, extrañada, me dijo: Me acabo de dar cuenta que quiero una familia, una pareja estable, no puedo, no puedo hacértelo. Más allá no contaré los detalles de la des-concentración de una persona que lleva tiempo con el botón de encendido.
Y siguiendo este mismo hilo, las revelaciones en pleno acto sexual y la casualidad de la coca-cola, pero esta vez fue una panera llena de dulces 1/2 hora. Nos reunimos tras varios actos fallidos de juntarnos, después que los celulares no tuvieran señal, ni dinero. Llego tan conquistador a mi puerta con ese hermoso regalo de dulces. Cuando iba a concretar su recompensa me dice, a diferencia del anterior: Creo que estoy enamorado de otra mujer, lo siento, debo ser fiel a lo que siento. Otro más que se fue tras una puerta cerrada y un discurso... Que mala suerte y que mal ojo... Pero las historias no terminan allí ¡claro que no, esta parte tiene un bonus track!
Este fue un amor pasajero, ¡uh! pero qué pasajero... conquistador... pero fugaz... demasiado fugaz. Me fue a buscar a las 6 de la mañana para mostrarme la gran ciudad, me dio un rico café y me presentó un montón de calles que parecían iguales. Finalmente me llevo a su casa, los dos eramos unos desconocidos, al igual que lo era esa ciudad para mi. Esta vez no hubo un discurso extraño en medio de, sino que esta vez fue un error mío y un calambre en su glúteo. Al pobre en medio del acto sexual se acalambró y no pudo seguir y yo con poca experiencia no pude evitar reirme del... Bueno, mi paga fue dejarme en una estación del metro que no conocía y sin ni siquiera un beso de despedida... Mal ¿no?
Experiencia... ninguna. Bueno sí... encárgate de no cagar momentos de estas maneras.

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