jueves, mayo 30, 2013

El último e-mail

Con tanto tema de las "sociedades frías" y el constituirse como ser, parte del gran postulado de Lévi-Strauss, pensaba que muchas veces los que poco leemos guardamos en nuestro interior un orden de cosas que es imposible borrarlas, casi casuales en su inmensidad. Recuerdo que cuando tenia 14 años, ya hace 10 años, viajaba todos los días del colegio a la casa, intentaba devolverme justo al atardecer y cruzaba los dedos para que el colectivo se fuera por "Los villares", porque el paisaje allí lucía hermoso en casi todas las estaciones. En dicho trayecto iba imaginando siluetas de mujeres y hombres en los cerros, caras y sus gestos, historias, entre tantas cosas que podemos pensar con 25 minutos de viaje.
Ahora, miraba unas fotos de no hace mucho, pero parecen ser más lejanas que esa época, allí estaba el hombre quebrado que había sido el motivo de mis más largos textos de lujuria, pasión, amor, remordimiento, descontrol, para ahora convertirse en el residuo de un recuerdo amargo y lleno de frustración. La despedida no comenzó con el hecho hace un año, sino este mismo fin de semana cuando un amigo me preguntó como estaba la situación con una de las personas que están dentro de esa historia, no pude más que decirle: Cómo no sentir pena, como no sentir rabia por esa pena, si alguien tuvo lo que yo desee por años en un par de días. Ahí estaba la diferencia: tener. Pienso en estos momentos, que mi historia me ha formado para aprender a despedirme y realmente cerrar capítulos que no pude sellar, que nunca había podido decir adiós por cuan complicado resultara... Y las personas hablan durante ese tiempo, no sabes cuanto aconsejan, no saben cuanta manipulación o deseo de control hay en las bocas de las personas que hablan de la vida, pues miro que en realidad la vida es capaz de solucionarse, enredarse de la única manera que puede suceder, y que el amor a sí mismo no es la solución, debes permitirte odiarte, cambiar, amarte, perderte a ti mismo, de modo que pueda ser capaz de tomar el presente en cada minuto que puedas sentirlo, y allí esta la vida... y allí esta el amor, en cada segundo aceptado y cedido.
Mi ultimo mail te quiso recordar una fecha, quiso decirte que te extrañe tanto, quiso manifestarte que cada cosa que hacías me volvía loca, que en cada fotografía que era de tu gusto veía tu nombre pegado, en cada canción sentía tu corazón latiendo, en cada broma un grito desesperado, en cada suspiro lo ausente que estaba frente a ti, desnudandome, dejándome ser penetrada por ti, por todo lo que conllevara eso. Más las eternas agonía de tus desapariciones, sentir cuanto te extrañaba tan sólo cerrando la puerta. Y ella, a quien también amaba, te llevó, en sus besos se comieron mi alma, mi poca importancia. Las duchas de amarguras sabían lo que sucedía, y el llanto escondido ya no pasaba desapercibido.
¿Pero qué sabemos del amor, cuando no está en la realidad sino en el más profundo deseo? Tu, el hombre de los silencios, te fuiste con el sonido más fuerte del grito desgarrado, para vernos en la calma de la muerte del sonido.

A pesar que nunca llegarás a leer esto, va dedicado. KGPD

1 comentario:

Sabina dijo...

Mucha realidad y emoción, me gustó!