jueves, octubre 13, 2011

Té en Tomé

El costado derecho de la cabeza de a poco se iba enfriando después del golpe de calor...nadie hubiese esperado que haya recordado algo en ese momento. Eramos las dos como siempre en esa otoñal temperatura y esa invernal llovizna, era mirar hacia afuera y ver algo relajado, dinámico...Conversaciones, largas conversaciones. La gente y el mar, la brisa siempre era la misma, la brisa del bienestar. Subía a mi boca un poco de té y bajaba un vaso de vidrio con cerveza. El día se sellaba con risas, con canciones de Sandro o los granos de café que caían al mantel y provocaban una risa inexplicable. Pero hubo un momento que bebiste sola de tu vaso, fumaste sola de tu papelillo... ahí me viste lejos. ¿Cuántos momentos álgidos, gemela de sangre? Que solo la comprendiste cuando una desgracia se adueño de mi cabeza, viéndola nacer me dejaste pudrir... y sin rencor me duele, lo recuerdo, pero lo olvido... Mas eso, una tarde frente al mar, mientras que las cartas se desordenan en el viento, una taza de té frente al mar, una taza en Tomé.

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