No es lo mio escribir un poema y tratar que este suene bien, no es lo mío y es claro. En busca de algo de literatura me encontré un poco encasillada bajo mi tedio y mis pocas ganas de leer, pero si quería leer algo con sabor. Y me encontré con un par de letras musicales de Pedro Aznar, los poetas ahora se disfrazan de músicos, y me agrada la facilidad de su acceso, pero ahora todo vuela como la mala crítica de una autoridad, mundana, banal. Pero ahora escucho y sin la musica su voz sigue haciendo eco, quizá sin ritmo pero se reconoce esa intensidad. Porque de vivir, podemos vivir tanto tiempo y felices, pero de vivir sin la intensidad, sin el valor, el aprendizaje se va al igual que una canción en la radio que no se repite ni tampoco tomada o considerada.
Los marcos de la verdad, la casualidad, el destino, la escritura, que me puede decir todo eso... Me habla de estar frente al mar con el, fumando tabaco de mi pipa, caminando también por la ciudad de brisas tibias y heladas, la cama matrimonial de una plaza y media. Me recuerda a los viajes en bus en busca de un nuevo amante, la musica jovial. Me recuerda mas atrás aún, la soga que saltaban 4 niñas, la soga que tiraba del auto, los viajes a isla negra, los perros madrugadores y los amaneceres junto al cabello crespo de la abuela, andar en bicicleta por toda la ciudad de noche o de día, me recuerda la televisión y un mejor plan. Me recuerda a una casa en la sima de la metrópolis, la libertad y el rosado, las risas y la lectura. Me recuerda que he dejado tanto y he amado tanto, que al final de todo eso siempre vino una lágrima...
Pero como todo lo escrito me ha gritado: Ama la vida y muere por ella...
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