Sucedió rápido. Estábamos recostados de lado, un poco cerca. Ya había tratado de seducirlo, pero habían fallado mis intentos, pero de un momento a otro, él ,semi dormido, estira su brazo para tomarme del estomago. Poniendo su mano estirada bajo mis pechos y en medio de ellos, de este modo me acerca a el para quedar completamente juntos. La columna estaba estirada y el cuello levantaba el rostro, como una posición de excitación, para luego tomar con su mano derecha la cadera que estaba hacia arriba, sabía que iba a pasar. Cuando ya no aguantó más bajó los pantalones hasta cierto punto y con los pies los iba a tirando hacia abajo.
Es extraño como uno puede apegarse a momentos de este tipo, llenos de pena.
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