domingo, julio 23, 2017

Conversaciones con mi madre

Después del almuerzo comenzamos a sanar, yo sacudí la tierra de sus rodillas y ella sacó las hojas secas de mi espalda. Reímos, lloramos y nos abrazamos. Luego discutimos y divagamos. Nuevamente nos encontramos, las dos locas, las dos que gritaban desde lejos sin poder escucharse. Ese día sanamos, como muchos otros, poniendo nuestro pie en el siguiente escalón. Tan distintas, pero con los mismos problemas, con los mismos sentimientos. Tan distintas, compartiendo fechas diferentes y las mismas experiencias. Las dos locas que conocen los laberintos de espinos, las vueltas del pensamiento y el extravío. Yo la encontré en mí y ella me condujo hacia afuera, como siempre había sido, con ese dolor que ya no se entiende. ¡Bendíceme en mi incredulidad y yo construiré mecanismos paganos en tu religión!. Tan distintas y latiendo en la misma conversación.

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