La vez anterior a esta, hace un par de años atrás me encontraba conmovida por ciertas situaciones que iban marchitando mi existencia temprana, entonces decidí salirme un poco de ese plano cotidiano y volví a mi casa por un par de días. En ese transcurso, el cuál duraba ocho horas, traté de pasar desapercibida, pero mi mala suerte me hizo encontrarme con un par de personas en el terminal, y yo que quería escapar y ocultarme, rehuí de sus preguntas con un silencio férreo. Pero eso no fue todo, la última película que daban en ese viaje, fue una chilena llamada "El regalo" donde un viejito, recién jubilado, trataba de deshacerse de su vida con todas sus ganas mientras que sus amigos y las casualidades lo anclaban nuevamente a una nueva oportunidad. Luego de eso, me sentí plena y no la única mujer que estaba en la misma situación, así que caminando a mi casa llegué sin problemas, como si el motivo de viajar no hubiese sido más que eso, la necesidad de una casualidad que te apegue de nuevo a la vida.
Bueno, ahora estaba pasando una situación muy similar, por lo que me decidí ver un documental de Woody Allen "la vida y nada más", tras los comentarios de un mentor ajeno, me di cuenta de cuantas estupideces habia pensado, que es claro no puedo safarme de lo que ya he construido, y no por acto de responsabilidad, me puse a recordar aquellas situaciones que han llenado mi vida de esplendor y de particularidad, como aquella vez que me llevaron a fantasilandia y llovía tan fuerte que volví a mi casa tan contenta y mojada, porque había caminado un largo trayecto a pie con una gran sonrisa que descolocaba a quien me viera. O pensar sobre aquellos instantes que te hacen una persona especial, no por ser la única, sino porque hay algo en tí que se amolda a tus situaciones, como bailar sola en la pieza, tratar de imitar a algunas bailarinas de ballet y sin lograr nada, más que esa espontaneidad de hacer algo porque dejaste de ser inerte. Pues yo ahora pienso en escribir, en relatar todas esas instancias que hace de mi vida una suerte de anécdota constante, apegadas a historias ficticias para poder decir "somos muchos a quienes no ha pasado".
Ahora doy gracias de mis instintos suicidas fallidos y lo cómico que puede resultar el fracaso, pero más allá, quiero agradecer esta suerte de pillarse con inspiraciones, con reales alientos, para que finalmente me de cuenta, que todas mis preguntas que quiera hacerme, serán el tiempo que me las irá respondiendo.
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