sábado, enero 26, 2013

Columnas al cielo

No me parece extraño que las personas no sepan que decidir cuando no desean hacerlo, pararse frente a un papel y marcar con una línea el nombre de una persona que le depositarás tu trabajo, las ganancias,  y saber ante todo, que esas manos son frías, que los procesos nunca fueron transparentes, que su pie es grande y es capaz de pisar a los demás por soberbias ignorantes.
No es para sospechar que me diga a-partidista, sólo podría pensar en elegir entre  mierda o la orina si estuviera al borde de la muerte y eso sería el fin a mi desesperación, pero aún tengo fuerza en mi pecho y una mente capaz de mutar lo enfermo y convertirlo en satisfacción compartida.
No me parece curioso que la gente festeje con el símbolo de una cabeza derrocada, canten las estrofas determinantes, cuando esperan el vomito de un sistema y no confían en quien pone las manos en la mugre esperando tocarte con las manos embarradas en lo truculento para pasártelas nuevamente por la frente.
Pero ante todo no me parece ajeno que esperemos tanto tiempo para sacar al cáncer humano que son las posiciones políticas, que las revueltas no se concreticen, el miedo a lo extremo, porque en la naturaleza botar lo avinagrado hacen que broten las lágrimas. Se necesita fuerza para meter los dedos en la garganta atorada. Sin embargo muchos sabemos que es necesario no ser bañado por la orden de otros, pero se necesita voluntad, conocimiento, un plan nuevo para poder moverse de nuevo... Alguien enfermo debe figurarse andando...
No me parece extraño el germen anarquista que se ha bañado de dolor y esperanza...
Pero cuando el cuerpo empieza a enfermar, empieza a morir, empieza a vivir... empieza a aprender de nuevo sobre la vida.
Más poesía, más canciones, más dolor, más violencia, más pasión, más inteligencia y más sabiduría... mis componentes personales de una mentalidad.

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