La cruenta forma por la cual el perro pasa por la avenida más grande, aquel perro nuevo que en la oscuridad se dirige a la luz de un auto que lo persigue hasta su acabamiento. La sensación constante de adrenalina, como si el tacto fuese renovado para tocar nuevamente cada cosa. Disfrazado de una experiencia nueva, ese perro se acerca para lamer la mano empuñada que lo engaña con un poco de comida, pero sólo viene a lamer y ver con qué se encuentra, quizá un castigo, quizá otra forma de acostumbrarse a la pena.
El perro nuevo es ese nuevo romance que desprecias con toda tu alma, porque sabes que sus ojos irán hacia su inmolación, el desdén hacia quien eres. No, ya no quiero otro truco nuevo, sólo formas viejas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario