A veces las fotografías traen nostalgias que no siempre deseamos, en especial si nos encontramos cara a cara con nosotros mismos al vernos a través de un espejo, ver como una linea de tiempo se trazado en tu frente, como tu cabello va decolorándose al punto de blanquearse. Te puedes lavar el rostro para tratar de despertar, para entender, para lavar el tiempo, pero esos cambios no se quitan, porque es lo que vas llevando adentro, lo que no se ha ido, el tiempo, tu tiempo.
Las personas no sólo envejecemos sino que empezamos a abarcar más cosas, a ampliar capacidades, a llevar cargas y trasladarlas en nuestra espalda gran parte del tiempo. Nos vamos llenando, así que nuestra energía explota en nuestra muerte y se va de nosotros quitándonos peso. Es como los recuerdos, que flotan en las personas, que se posan como si fuera polen...
Si supiera que voy a morir no le diría a nadie... estaría tranquila.
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