jueves, julio 26, 2012

Propagar

Fueron numerosas charlas hablando de lo mismo, me parecía casi iluso volver a plantearlo. Era sobre la amistad, en esos momentos yo le decía mi discurso desalentador, que los amigos se marchaban, que la infancia y la juventud se marchitan, que las relaciones que se construyeron en base a pasar tiempo junto son separadas cuando el vinculo emocional ya no se explica. Fui ingenua por mucho tiempo, pensando que aquellas amistades que tuve durante mi años vitales, permanecerían junto a mi hasta que la ultima cana descendiera de mi ataúd. En gran parte eso se explicaba porque tenía mucho miedo al abandono, que aquellas personas no me querían, pero era cierto, la vida se vuelve desalentadora cuando te aferras a las cosas que quieres, porque aprendes a soltar a quien de su boca se escaparon las palabras "te quiero, amistad, para siempre". Sin embargo, vivir en sociedad no es tan malo, de hecho esperanzador, existe el matrimonio, ser padre, ser padrino, educador, profesional... ir tomando e ir dejando roles para ser siempre en presente y futuro.
Probablemente ella no entiende aún lo que quiero decir, porque hay veces que creo que mantengo esto porque le gustaría contar conmigo en algún momento, pues yo me he cansado y soy alguien de paredes negras y blancas, siempre se sabe cuando no estoy.
La trascendencia es una acción que se propaga desde el interior al exterior, y desde el exterior al interior, de vacío en vacío. Con esto me refiero, que he comprendido que el hecho de no aferrarse y construir algo no tiene sentido si en algún momento no asumes que debes soltar, dejar ir, y es lo mismo con cada palabra que le diriges a alguien, una palabra que se va de un vacío ininteligible a fárragos sociales. Al final nunca se deja, todo se propaga, mi amistad se va perdiendo en la memoria pero se aplica en el consejo de una nueva amistad.
Al fin de cuentas, no quiero decirte adiós, pero es claro que ya no me ves.

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