Nunca he sido una buena mujer, pero he sentido la vida como un tambor que retumba en el estomago y en la garganta. Siempre he sentido tanto, que a veces la rabia me come desde adentro y me critica en base a ideales. Porque no he sido desequilibrada con lo que soy, he exigido al otro lo mismo que a mi, me he dolido tanto como el otro me ha lastimado.
Nunca he sido una buena mujer, y desde ahora haz ido comprendiendo. En este circunloquio me repito como si te estuviera hablando en algún momento. Me miras sin comprender nada ya que no eres más que una imagen imaginaria en lo que yo concibo de lo que podría ser un discurso, te ves como si estuvieras bajo el agua y yo te miro desde arriba, siempre desde afuera.
Nunca he sido una buena mujer, porque no soy de palabras dulces.
Nunca he sido una buena mujer, porque siempre he necesitado un poco más, un poco más de todo, un poco más de ti, un poco más de mi, un poco más de amor.
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