sábado, junio 26, 2010

Cristaleria

Una cocina imaginaria, rodeada de vitrales de colores, una pared de cerámicos amarillos y blancos. Dentro de un mueble, estan las copas; aquellas en la que te imagino haciendo sonar con la yema de los dedos, esas vibraciones tan tenues. El comedor imaginario, la mesa de madera, sillas con cojines blancos, unos oleos en las paredes... Y la habitación, creo que sólo bastamos nosotros para una habitación imaginaria. Cristales regados en el suelo de la habitación, del comedor, de la cocina... Me huele a cotidiano, a hogareño, a abrazos mientras cocina algo rico, a besos en el cuello. Me huele a queso, a harina, a carne, a ciboulette, tomates, mantequilla, a lavalosas, me huele a una vida con el... una vida imaginaria, con comida imaginaria, con conversaciones imaginarias, con sexo imaginario, pero no con ese hombre imaginario que hablo N. Parra si no con el hombre que conocí. El hombre de cristal.

1 comentario:

Otro Alguien dijo...

huele a cortazar por aquí