sábado, mayo 17, 2025

Fenomenología: No eres tú, soy yo

 Sí, soy yo. 


Una amiga me decía que se sentía triste luego que un chico había terminado con ella, si bien no había hecho nada malo durante la relación y era entendido por ambas partes de esa manera, ella sentía que algo malo había en sí misma. Sí, probablemente evitamos reconocer que somos los malos de la película y nos acostumbramos a decir "es que cuando mastica hace sonar la boca", "tiene mal aliento en la mañana", "cuando discute, parece demasiado sobresaltado",  "es demasiado copuchentx" y asi una serie interminables de razones. Sí, pareciera que el problema está en el entorno, está en el otro, pero en un mundo donde estamos acostumbrados a alienar nuestro ego y existencia, estamos pasando por alto que esas son nuestras percepciones: "yo no me puedo concentrar cuando mastica", "al despertarme mi olfato es más sensible", "me atemoriza la gente molesta", "me atemoriza que esa sea su percepción de mi". Todo pasa por la historia personal sensible ante el mundo, una serie de elementos entrecruzados que marca nuestra percepción de agrado y desagrado. No queremos ser la persona que no pudo desarrollar el cariño en la relación, en especial si somos mujeres y debemos ser las que quieren más. Y de a poco, tomamos el monopolio del afecto, mi malestar ante el otro, ya sea dirigido o no hacia a mi, es más relevante. El problema es el otro... y el otro, enseñado a lograr y alcanzar el objetivo de ser querido, cambia, se adapta, se entiende como el problema, porque su objetivo es algo que jamás dependerá de él. 

Cada vez me hago más amiga de "no eres tu, soy yo... y probablemente siempre seré yo". 

miércoles, mayo 07, 2025

El que busca encuentra

La completa indiferencia 

domingo, marzo 09, 2025

Materia

 Nadie puede escapar a la cantidad de horas que tiene en el día, ni salir de su cuerpo o multiplicarse, ni aprender antes de tomarse el tiempo. Solo podemos hacer y estar, una y otra vez. Aun así, es ineludible nuestro comportamiento. Podemos tener miles de personas a nuestro alrededor, pero a pesar de ello dedicarle horas definidas a estas. Podemos elegir tener relaciones superficiales y raudas, como también pocas e intensas. Logramos mantener, como también alejar. Todo dentro de una cajita de existencia. Tan profundo y escaso. Quizás a eso se refiere el karma, pero pareciera que hay personas que engañan a las posibilidades. Algo en esas limitaciones nos calman, nos dan algo de justicia. Jugamos con las ficciones que deseamos, unos que se ponen en un escenario para ser aplaudidos y otros en una mesa en la esquina sin perder el rastro de mirada de quien nos acompaña. Quisiera cerrar esta cajita con historias, atraparte en un recuerdo lejano, un aprendizaje necesario... esperar los días que siguen, que 30 años se coman estos 3 contigo. Que la deuda haya quedado en cero, para que escribas la historia que necesitamos todos. Ya no quiero más esa materia que palpita dentro de mi pecho hasta explotar, como si la pena fuese una infección inflamatoria que anuda mi garganta y estomago. Vete, que no te sigo. Vete a reclamar lo que jamás va a ser tuyo. Mientras tanto, convencida de ser una mujer libre ante un amor inexistente, puedo retirarme a la próxima cajita, llena de horas, llenas de posibilidades... 

jueves, diciembre 19, 2024

Carencia, envidia y deseo

 Creo que una de las cosas que me causan más temor, es que me induzcan a desear algo que jamás podré tener, ya que no dependerá de mi, sino que será resultados de las injusticias del mundo. Desear mi inteligencia fue un camino que pude construir y ha tenido grandes satisfacciones. Desear mi mi disciplina es algo que sigo tejiendo. Desear ir cubriendo y llenando un estante de libros que he leído. Desear desarrollarme más laboralmente y ser autónoma. Han sido cosas que han costado, pero ahí están, siendo satisfechas por mí misma y generando bienestar. Me pude ver a mi misma, me hago sentido en esas cosas. Pero qué pasa cuando el mundo te dice que debes hacer, qué debes tener, te induce la carencia... pero no la propia. Te marca un recorrido que es el que se pretende completar y que es dificil... ¿para qué? ¿para llenar lo que no esta dentro? ¿qué es lo que deseo llenar? ¿que es lo que deseo recorrer? ¿que es lo que me mira? Así que pensé, que mi tránsito me lleve a las cosas que siguen... que mi busqueda por disciplina me lleve, que la inteligencia me lleve... yo me quiero llevar...  

domingo, diciembre 01, 2024

Llegó en marzo

 Ideas. Hoy escuchaba a una persona en redes sociales que hablaba del autoenfoque erótico como parte de la salud sexual de las mujeres y planteaba que era necesario desearse. No pude evitar estar en completo desacuerdo con ese punto. El deseo es el reconocimiento de que nuestra identidad se conforma también de experiencias carentes. Aquello que se constituye como una sed particular y a la vez una orientación que no culmina. ¿Es posible desearse bajo esos términos si todo lo que hay en ti ha sido vivido? En ese sentido, la mirada hacia uno mismo debe ser mas profunda, no puede basarse en la carencia o complemento, sino en el sentido de aceptación y valoración. De asombro de sí mismo, de exaltación, de no sentir necesidad pero no poder vivir sin una misma. Amor, como algunos le pueden llamar. 

Ante varias preguntas sobre si quería algo fuera parte de mi vida, me di cuenta de un sentimiento genuino de contemplación, que no nacía de la necesidad, sino de plenitud. Un tipo de satisfacción que surge de no querer retirarse de un lugar, que se siente como destino, algo que no fue premeditado, ni controlado, ni medido. Inevitable. Creemos que esa experiencia será siempre placentera, pero en su estado inevitable, también construye historias con una que otra calamidad, como si no pudieras ser otra persona. Se vive como si fuera una obsesión, compulsión... inevitable. Pero te hace sentir buena, correcta y a la vez completamente errática. Así, con ese mismo sentimiento, lo tomé en mis brazos, miré su naricita rosada, sus patitas blancas y algo percudidas, y sentí algo que ni él ni yo podríamos explicar bien, pero ha sido maravilloso. Y pienso en cómo llegó a mi vida y me doy cuenta que esa persona sí sintió amor. Algo de esperanza vuelve a estar en el mundo. 

viernes, octubre 18, 2024

Contacto cero

 Leí por ahí que las personas que conservan a sus ex parejas como amigos son personas que pueden ser psicopáticas o narcisistas, claramente el titular era más categórico que la investigación, más que mal, hablaba que esa conducta privilegia el sostener vínculos para seguir recibiendo beneficios. Tenemos un punto en común, querer seguir recibiendo beneficios, ¿pero cuáles?, ¿bajo qué principios?, si mi valoración hacia el otro siempre va a ser positiva a pesar que un tipo de posición en mi vida no funcione, no significa que esa persona deja de ser lo que ha sido. Sin embargo, si yo no pienso eso de esa persona, si creo que los motivos de distanciarse es porque no veo aquello positivo en el otro y sostengo ese vínculo por otro tipo de beneficios... Claro, puede tener sentido. Pero ninguna de esas razones está completa para mi. Nunca he querido dejar completamente en el pasado a esas personas amadas, porque no lo entiendo, no entiendo como alguien puede amar tanto a alguien y decidir mantenerla lejos: a menos que no sea así, a menos que no te amen. Como desear perder a alguien para siempre, para nunca más tocarla, para nunca más reír junto a esa persona, por qué desear la muerte de esa persona en tu vida. Nunca lo he entendido. Nunca he entendido por qué mi madre deseo dos hijas para hacerlas sentir que no eran amadas, para hacerlas sentir invisibles, para hacerlas sentir un estorbo. Nunca pude entender por qué mi abuela fue la primera en partir, por qué desear que la única persona que te ama, te cuida, te hace feliz debe acabar. Por qué llegar a desear deshacerte de lo que amas. 

Vivir es sufrimiento... pero no sólo eso

 "La causa del sufrimiento es el deseo" dijo Buda y así se ha extendido su conocimiento. Claramente el príncipe no experimentó la anhedonia producto de la depresión. Durante unos días me he preguntado qué es lo que me detiene de hacer algunas cosas, en especial aquellas que parecen "evidentes". Miedo, dicen a la primera y yo digo "¿de qué?", podría quizás comprender que el síntoma paralizante puede ser similar, pero he tenido miedo antes y hasta a veces ha sido interesante estar sintiéndolo. ¿Me detiene el miedo?, no, no es así, en especial si hay algo para mí después de un trayecto. El "síndrome del impostor" dicen otros, me convencen un poco más. Quizás sí pienso que una carrera como la que busco es para gente que realmente destaca en estos campos, que destaca en el conocimiento y yo siento que sé tan poco, quizás no soy una persona para competir por algo que quiera. ¿Pero no es el propósito de elegir ese camino? ¿constituirse? Aunque en esta pista atlética ovalada el punto de partida sea el de término, la acción relevante es correr. ¿Rendirse sin intentarlo? Quizás es cierto, no creo en mí, pero tampoco me desestimo de la manera que se puede llegar a pensar. Y de pronto aparece la anhedonia: pienso pero no siento. Comer, comer, comer sin saborear. Intentarlo tantas veces como si fuese a resultar, explorando las distintas posibilidades. Ese entumecimiento del alma, como si fueras congelada y detenida por años en el mismo lugar. De a poco ese hielo comenzó a derretirse, empecé a generar algo de calor, pude liberar mi nariz para poder respirar y algunas emociones comenzaron a aparecer. Pero el placer tardó en llegar. Es dificil de explicar, el placer y el dolor son polos emocionales y ante el entumecimiento, son las únicas emociones que el depresivo busca, de esta manera aparecen los comportamientos de riesgo. Sobrevives en base a esas emociones intensas, porque es lo único que tienes. Pero con el tiempo se vuelve insignificantes, porque sin lo que está entremedio, ninguna de esas dos emociones se siente completa. De este modo, ninguna de las dos emociones son lo que debiesen ser, es sólo euforia. Recuperas los colores, todo parece normal, hasta yo. Volví a sentir placer y nuevamente vino de la mano del dolor, pero no sólo de ello, sino también con la claridad del deseo. Vivir es sufrimiento, porque los ojos, la nariz, la boca a la misma dirección, necesitamos poner un pie delante del otro, una línea imaginaria que se traza de ti hacia un horizonte. Si no trazamos esa línea solo hay suspenso, inmovilidad, retención de energía y nuevamente entumecimiento. Y así llego a decirle, "es suspenso... es el deseo... no deseo" Y pienso en cómo resolver ello, el el hecho de no desear, pienso en situar el placer como objetivo de vida, es como si implicitamente estuviera afirmando que estoy en mi periodo Siddharta. Río, obviamente. Pero algo es real, no le pondré a nadie la cruz de "complacerme", porque me condena a jamás aceptar la humanidad y ello a no entender que debo sentir más que "placer". Y vuelvo de nuevo, el placer, el placer, el dolor, tan mezclados que están, tan enroscados que están. Y trato de darme ese placer a mí, pensar que puedo entregarmelo... pero no me deseo. No me puedo satisfacer a mi misma, porque no está allí ese deseo. No puedo hacer nada por mi que realmente valga la pena, porque sin desearme, no tengo placer... y genial, tampoco dolor. Nuevamente entumecimiento. 

 Escríbeme una historia en la que triunfemos

Déjala atorada en la reja y yo sabré que no es necesaria la historia

jueves, octubre 17, 2024

Pantaletas

 Me dijeron que te vieron fumando...yo pensaba en tu piel mate y grasa, tu hedor húmedo en la polera blanca, tu rodilla pequeña, tu vello oscuro y ondulado al margen de tu pecho. Tu rostro palpitante e irritado. Tu cuello y un pelón inquieto en tu nuca. Tu uña dura. Tu pulgar gordo. Tus venas cubistas. Tus cejas pobladas dando sombra a esos ojos profundos que no ven a la distancia.  Tu boca de sabor necrosado. Gimo

Escarchas en la sombra

Camino lento frente una ventana amarilla. 

 Una sombra antigua me mira y lo observo de vuelta. 

Quiebro la dirección por un segundo, vuelvo a mirar. 

Ya no está... 

 La idea se enrosca en el vientre. 

470 días amortajados. 

Burlar el pasado, con el engaño que el perdón existe 

en otro café,

 en otro bar,

 en otra calle,

 en otra plaza,

 en otra pieza,

 en otra montaña,

 en otra gente.

 Después de ti, llegaste tú

Una persona flagelante frente a un dios sordo 

 Después de ti, llegaste tú

 Un hombre que yo no hubiese amado 

Después de ti, pudiste ser olvido embalsamado

  Llegaste tu... llegaste tu... 

puzzle mal armado

Destello violento

 trizadura en el recuerdo

 Gota de agua sobre letra-tinta

 Mi cabeza en tu pecho ha sido sanada.

 Pero tu sexo mordaz... 

Tu trampa silenciosa... 

Hemorragante que camina hacia atrás

Que mancha la historia para vivir en el suspenso

Perdonaré al hombre que amé,

 pero el que amó ella, no.

lunes, octubre 07, 2024

Veo tu foto, la más reciente que tienes en el perfil de tus redes sociales. Los roles invertidos. Te veo, clickeo tus textos antiguos. Te recuerdo como al inicio. Sonrío. Soy feliz. Te tengo un poco. Te veo como siempre te vi, hermoso. Sí, el MAV era hermoso para mi, era tu historia. Las cejas de villano sonriendo. La pulsera roja para alejar a los brujos. Como si fuera la nueva. Como si fuera un inicio. Te veo por unos momentos. ¿me olvidaste? Empezaste de nuevo. Como sueles hacer. Solo se sigue, nunca un paria. No hay consecuencias. Solo yo mirando, extrañada de lo que hago. Y si mi paro frente a tu ventana en vez de solo caminar. Para verte de nuevo. Como si nada hubiese ocurrido. Como tu haces. Como si no hubiesen consecuencias. Sonrio. Soy feliz. Te busco. Me bloqueas. Me bloqueas. Me bloqueas. Me bloqueas. ¿Soy yo la depredadora?

Bestias y santos

RAE "Sádico adj. Perteneciente o relativo al sadismo. cruel, despiadado, bestial, feroz, salvaje". Dijeron que era incompatibilidad, pero ahora me doy cuenta que el público que nos rodeaba no eran buenos psicoanalistas. El depredador caza a su presa cuando está en movimiento, pero indefensa, para así reconocerla viva. Todas corrieron fugaces y tu las ibas a atrapando y soltando, atrapando y soltando, para someterla hasta devorarla. Y así fue casi todo el tiempo, una presa, que devoraste completamente, despojando toda humanidad. Pero siempre estuve muerta. Pensaste que porque parecía viva, porque me tomaste en un momento de felicidad y luego tristeza ya era una presa, pero no sabías lo que ocultaba. Ya había muerto tantas veces, hasta que lo reconociste en mi, la presa que no muere. Después del placer había culpa, como si necesitaras matar, pero no que murieran. Porque matar era tu instinto y la muerte era la culpa. ¿Acaso no muchos se sientan con un trozo de carne y lo comen sin la necesidad de reconocer que detrás de ello hubo muerte? Alguien lo mató, nosotros somos solo carroñeros, no rapaces. Pero me he dado cuenta, que estaba allí, me quedé allí, como la amortajada que era. Necesitaba a quien culpar de mi muerte, para que la gente que me rodeara no me culpara a mí. Y cada vez que me llevaste al extremo, temí, dudé, no era sano, no era propio, pero volvía, volvía a tu tortura. No encontraste a una presa. Tu tan solo podías hacer lo que querías y yo fingiría que quería algo normal, pero me hacías sentido en el dolor. ¿Alguien cuenta la historia de cuando un sádico encuentra a una masoquista? ¿El sádico se aburre? ¿es toda la dinámica necesaria? ¿acaso la dualidad y negación del masoquismo generaba la permanencia? ¿Acaso no son así los mártires, los empáticos de la relación bestial? Negar que algo es deseado y entregarse, ser la imagen que necesitas de bondad, de entrega, pero dispuesta a su aniquilación. Quizás vampira, quizás una santa, quizás una virgen, quizás un delirio. Yo era el cuello seguro para morder. Era el martir que buscaba ser santo. Era la mujer para ser corrompida. No era nada de eso. Y quizás te amé, porque de la manera que necesitabas la sangre, yo debía entregar la mía... Era la noble costurera. La ficción del día que llegaras puro. Pero la verdad... la verdad es que nunca llegarías puro y yo era un espectro en el abismo. Quiero que me digas que hacer, quiero que discutas conmigo, quiero que comas de mi, quiero ser la carne que jamás se pudra en tu mesa... prende las velas. Mi querido brujo

martes, septiembre 17, 2024

Meditación guiada para el burnout

Pon atención a tu respiración, a la curvatura del paladar que te obstruye al aroma del cigarro que quedó desprendido al engrifamiento de tu espalda Trata de relajarte mientras escuchas las rancheras de tus vecinos pon la mente en blanco como el color de la hoja de notas y deberes Medita pero no te quedes dormida del cansancio recuerda que debes cambiar las sábanas de la cama ¿lo sientes? ¿sientes esa presión debajo de tu pecho derecho? esa piedra caliente que llevas en la espalda desata esa tensión, aunque no sepas cómo Siente los lugares de apoyo la columna excesivamente recta el dolor en la pierna izquierda el picor de la queratosis pilar Deja tu cabeza vacía, sin ningun pensamiento quita todo residuo, deja tu cuerpo allí como quisieras dejarlo algunos días Dejar de batallar con arrastrar los pies como si llevaras unas bavuchas Deja tu cuerpo allí quedate con tus ideas separa el cuerpo de tu mente apaga tu mente como si hubieses soplado una cirio

sábado, septiembre 14, 2024

Santería

El misterio de lo humano es que hay cosas que ocurren que no caben en una conversación completamente cuerda. No cabe explicación ni en la ciencia, que es lo que predico. Está la experiencia ineludible del cuerpo poseído por espíritus. Fantasmas que soplan en la espalda, espalda encrispada, manipulada por un alma que no encuentra descanso. Y no lo culpo de los momentos más álgidos que pueden ocurrir, ni de la mala fortuna que me puede avecinar, pero si de tenerme en una foto amordazada. Quiero concluir. Cerrar. Detener las sombras de la ola. Villano maldito, conjurador de demonios, sueltame. Sueltame de tu hechizo. Si ya tan lejos de mi, si tan apartado, arrojado, lanzado, evitativo, ¿por qué siento que me tienes atadada? Me vuelvo loca por el hecho que nunca hubo verdad. Quizas quieres lanzarme a mi lejos, lejos de tus dominios y yo siento que me expulsas sin usar la voz, ni la presencia. ¡Que brujería haces! ¿Cómo es que borraste todo? Años perdidos, como si jamás hubieses existido. Duende vacilador que me visita en las pesadillas. Una aparición mordaz. Un delirio de 3 años. Destino cuasi fatal, parca de tres ojos que me tiene esclavizada ¿Qué esperas de mi? ¿Es que acaso alguna vez desapareces por completo? Te entregaste a los infiernos y te dejó una marca, la excusa perfecta para atraer a las dolientes. Como si fuera lucifer a mi espalda, susurrando, seduciendo, con olor sulfurado. Y quizás se fui tu sacrificio para tener más años de vida. Quizás mi carne fue tu comida. La tentación de los bondadozos. Y te siento como demonio en mi espalda, susurrandome mi destino. ¡Brujo de capa negra, de olor sulfurado, suelta las amarras!

jueves, junio 13, 2024

Una Palma que azota la ventana

Años sin escribir y vuelve a tener sentido. Me repetí durante 3 años "me quedo porque algo me hace sentido y no puedo entender qué es". Me hizo sentido esa semana donde propuse lo que mi corazón sentía, pese a que no resistiera lógica, pese a que nada podría sostener esa idea. Lo brutal es que lo amo aun, de la forma más misteriosa que hubiese pensado. Lo amo como un brujo, como aquel señor que se esconde en las tinieblas, que me hace daño, que me atormenta, como deseo morir. Lo amo brutalmente, fuera de toda norma o comportamiento de subsistencia. Y lo supe siempre, lo amé, porque lo aceptaba a pesar que me hacía tanto daño. Y es probable que quisiera ser lastimada, lastimada cruelmente por algo que nunca le he podido encontrar sentido: ser lastimada por quien te ama y amas. No tenías que mentir, pero lo hiciste. En serio no tenías que mentir. Ya podría aceptarte sin que me mintieras. No tenías que ocultar tus intenciones, porque no era necesario que mintieras. No tenías que tener tanto temor a perderme, no tenías que tener tanto temor para desear controlarme. Yo no te amé porque fuese buena, te amé solo porque pensé conocerte. Y me miro a mi misma, deseando ser amada siendo un pedazo de persona, un pedazo de mujer aceptable para el otro, objetivable para el otro, deseando mentir al igual que tu para recibir un pedazo de ficción. Me dijiste "todos ocultan cosas, entendiendo eso nada es decepcionante". Tu conocías mis tinieblas. Me volviste libre y prisionera. Libre al permitirme ser, prisionera al tener miedo. El amor que sentíamos nos iba a exterminar a ambos, pero no se iba a exterminar a sí mismo. Y ahora que comprendo esto, que el deseo de continuar es convertirme en solo un pedazo de mi, un pedazo de mujer aceptable, prefiero quedarme en la inmensidad de ser todo, de ser completa, pero completa en mi soledad.

sábado, marzo 26, 2022

Profundo, metros abajo del delirio

 Flotar, de eso consiste sobrevivir a la depresión, de poder y lograr flotar. Han pasado más de 23 años con síntomas de depresión, casi 13 años de un intento de suicidio y casi un año donde siento que debiese darme de alta en algún momento. Durante todo ese tiempo, mi mente ha sido mi aliada y mi enemiga. La estructura, una ética del cuidado, respeto y consideración ha sido la compañía del alma.  El delirio, ego inverosímil, adolorido, piel marchita, mi peor contendiente. Aprendí a reconocer los delirios, esos estados de exaltación del ego, aquellos que se apegaban a las palabras "siempre" y "nunca", y esos tiempos infinitos al menosprecio. El delirio, un bucle eterno, ese "algo de razón", el repentino, el ruidoso, ese anzuelo del llanto. Durante más de 8 años me he dedicado a reconocerlo, a evitarlo, a desaparecer esa ficción de mi cabeza, ya sea con la posibilidad de descripción del sueño, como con una voz amiga y confiable. 

Quien sospecharía, que de tener una buena vida, el cuerpo se hubiese acostumbrado a la locura. Que de tener una buena vida, un amor sano, un amor poderoso, el delirio quisiera ser parte de mi vida. Me arrojé al anzuelo. Sabiendo que lo perdería todo, sabiendo que lo lamentaría, el profundo me llamaba como algo que jamás dejaría de existir. Estaba en mis dientes rechinando en la noche, junto a mi amado, junto a los ojos de mi amado. Estaba en ese fuego que quemaba. Estaba en el hambre. Estaba en el vacío de la completa calma, como si siempre fuese un animal que vive sin ver, sin oír, preparado para vivir en un ambiente de presión. Arrastrándome. Y a los peces les hablaron de los humanos y su anzuelo, ¿pero le han hablado de la muerte y de la eterna caída? ¿o del anzuelo del accidente? 

Como si la calma no fuese parte de mi, ese rechinar de dientes lo advertía, quise lanzarme a las preguntas difíciles, a darme los permisos de equivocarme. Y he llorado, miles de dientes como arena, he llorado el delirio, porque nunca había soltado mi cuerpo. Ahora tengo una pena sana, una pena alegre, una pena que suelta dolor, no una pena como una quemadura que sensibiliza, sino una pena con algo de transformación. No, no podía pretender que solo hacer las cosas bien bastaría, porque que el tic,tic,tic,tic del tiempo, de las piedras blancas me recordaban que podemos disfrazarnos de quien queremos ser, pero estás casada con el delirio. 

Las cosas comenzaron a ocurrir de forma tan equivocada, de forma tan liberadora, de forma tan estropeada, pero se sentía tan correcto. Y a de a poco, la lluvia de desgracias, y la última gota, una mujer que atrapaba delirios en la calle, ya no lloraba, ya sabía que todo mejoraría. Ya no lloraba, porque todo estaría bien. Una sequía en el mar. La cazadora de delirios no llora, porque todo estará bien, todo se gestionará de forma adecuada. Y de pronto, el delirio... los siempre, los nunca, los menosprecios, a mi, a ti, todos y el llanto de la abundancia. Quien diría, que para morir, que para llorar, que para soltar, se necesiten cumbres profundas donde vive el delirio. Me reconcilio delirio, como la profundidad se reconcilia con la cumbre. 

sábado, marzo 20, 2021

¿Cómo estas? perdí mis llaves

 Visite el mismo lugar, una vez sin llaves y la segunda con llaves, ambas ocasiones fue distinta la forma de conocer lo que estaba fuera y ambas dependían de como estuviera lo de adentro. Una vez con más limitaciones y la otra sin problemas de volver cuando quisiera. Siempre salgo con mis llaves, pero más de una ocasión he necesitado de un cerrajero para volver a entrar, el cual me pregunta ¿cómo andan las cosas por casa? Otras veces no puedo salir porque no sé donde dejé las llaves y me quedo en cama. Otras veces me llevan, porque otros tienen las llaves y yo dejo las mías en casa. Pero hay más llaves, algunas perdidas, otras custodiadas, otras investigadas y otras lanzadas.

Conocimiento desde el panóptico

 Como si algo de felino tuviesemos, que miramos desde la altura para dimensionar el tránsito y el rumbo, desde un balcón tenemos una puesta en escena de todo lo que ocurre, para encontrar en ese todo lo que pueda ser un paso microscópico. A veces no sólo es la altura, a veces es la distancia, es la contraposición y el contraste, como el rebelde situándose al final de la sala. Pero el juego no es sólo situarse desde el panóptico, sino decidir ir a cada lugar para poder saberlo todo, porque se quiere todo. Una ilusión y a la vez un aliento, una elección de dónde jugar. 

jueves, marzo 11, 2021

La gaviota

 Y la miraba agitar sus alas, planear, manteniendo el equilibrio en el aire, como niños andando en bicicleta. Y de pronto, en mi cabeza, eran muchas personas andando en bicicleta por el cielo costero.

Pajaritos

 Como decía la Violeta, tengo unos pajaritos en el cuerpo y cabeza que no dejan de batir sus alas, ¿es que acaso también se encuentran igual de encerrados que yo? 

Me he portado bien, creo que me he portado bien por suficiente tiempo, más de lo que alguna vez pude entender la capacidad de domesticación. Es que esos pajaritos volaban como belleza y las cosas que hacía solían ser bellas. Estar en el mundo permite belleza y jamás lo había entendido. Me sentía elevada por ellas, capaz, sobretodo, capaz. Ese impulso, ese aliento, esa energía, ese algo que hay entre todas las cosas. 

Ahora siento que todo lo hago mal, siento que hay una tormenta de la cual quieren escapar y tratar de hallar una brisa que la saque como hermosura, pero no lo logran. Una pájaro gris voló fuera de mi cabeza y de los tormentos, asustada dio un aviso sobre mi plato, pero no podré decirle a nadie sobre ello. ¡Que vuele lejos! Las malas ideas se comienzan a colar y a salir, ¿cómo las contengo?, ¿cómo las dejo volar para ir a un lugar seguro? Quizás es tiempo de amarse de nuevo