sábado, septiembre 14, 2024

Santería

El misterio de lo humano es que hay cosas que ocurren que no caben en una conversación completamente cuerda. No cabe explicación ni en la ciencia, que es lo que predico. Está la experiencia ineludible del cuerpo poseído por espíritus. Fantasmas que soplan en la espalda, espalda encrispada, manipulada por un alma que no encuentra descanso. Y no lo culpo de los momentos más álgidos que pueden ocurrir, ni de la mala fortuna que me puede avecinar, pero si de tenerme en una foto amordazada. Quiero concluir. Cerrar. Detener las sombras de la ola. Villano maldito, conjurador de demonios, sueltame. Sueltame de tu hechizo. Si ya tan lejos de mi, si tan apartado, arrojado, lanzado, evitativo, ¿por qué siento que me tienes atadada? Me vuelvo loca por el hecho que nunca hubo verdad. Quizas quieres lanzarme a mi lejos, lejos de tus dominios y yo siento que me expulsas sin usar la voz, ni la presencia. ¡Que brujería haces! ¿Cómo es que borraste todo? Años perdidos, como si jamás hubieses existido. Duende vacilador que me visita en las pesadillas. Una aparición mordaz. Un delirio de 3 años. Destino cuasi fatal, parca de tres ojos que me tiene esclavizada ¿Qué esperas de mi? ¿Es que acaso alguna vez desapareces por completo? Te entregaste a los infiernos y te dejó una marca, la excusa perfecta para atraer a las dolientes. Como si fuera lucifer a mi espalda, susurrando, seduciendo, con olor sulfurado. Y quizás se fui tu sacrificio para tener más años de vida. Quizás mi carne fue tu comida. La tentación de los bondadozos. Y te siento como demonio en mi espalda, susurrandome mi destino. ¡Brujo de capa negra, de olor sulfurado, suelta las amarras!

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