Tenía que tomar una decisión sobre asistir a un lugar que no quería, pero debía decir mi resolución ese mismo día. Como tenía que pagar por mi asistencia, comencé a evaluar las señales antes de llegar al lugar y confirmar. De camino pasé a comprar y el vuelto fue exactamente lo que debía pagar ese día para asistir, por lo que me dije a mí misma "estas son señales". No, no era señal que debía ir, sino que, evidentemente yo no lo deseaba y que podría tener todas las condiciones para hacerlo, pero me resistiría hasta el final. Decidí no ir. La señal no es lo que majestuosamente aparece en la vida, si no cómo codifico ese mensaje creado por mi propia percepción y la relevancia que le doy.
Hoy me dejé llevar por esas señales, esas pruebas a mis propios pensamientos, a esa autoevaluación de mis preferencias. Rompí una regla y creo que debo retirarme de esta emoción que se transforma en un juego. Me di cuenta que me miente. Al igual que una noche hace más de 3 años, sentí, sentí el insomnio apoderándose de mí, intuyendo que las cosas acabarían hoy sin siquiera mover un dedo. Y creo que no encuentro momento más oportuno que este, puesto que esa lectura no es más que un aprendizaje viejo, el cual te da la posibilidad de realizar tu apuesta con los jugadores necesarios. Me retiro de la mesa con los bolsillos llenos.
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