Vivía siempre en el abismo frente al mar, con una fobia increíble al agua, y todas las mañanas había un hombre mudo en mi ventana que me hacia gestos, justo hacia la ventana que esta el mar, mi casa se remecía cada vez que chocaba una ola, y mi cama nunca se quedaba en el mismo lugar. Este hombre me hablaba y yo le preguntaba todas las cosas que me volvían loca de vez en cuando. Uno de esos días, no apareció, así que mire a través de la ventana y el hombre mudo se había ido, se bañaba justo en el haz de luz del sol sobre el agua, en la linea del horizonte...
Salí al patio, porque esta noticia me parecía terrible, así que como cualquier pensamiento lógico, me pasee por el pequeño huerto que tenia, hasta que me empecé a distanciar, cada vez mas lejos, kilómetros después de los días. Y después de tantos recuerdos en este largo caminar, lo recordé, supe de qué me hablaba todos los días ese hombre mudo, mire hacia atrás y comencé a correr rápido, chocaba con la gente que estaba a mi paso, después sólo eran lineas de colores a mi alrededor, hasta que sentí la orilla... salté...
Y recordé cuando mi padre me sostenía poniendo sus brazos y moviéndome como si estuviera volando, mientras que extendía mis brazos, mis ojos captaban una gama de colores que comenzaba con el rojo, amarillo, blanco, blanco, blanco, azul. Tendí mi mano y el me la sostuvo... había llegado al fin...
Siempre he sentido que no es cosa de hablar, no es cosa de entender, no es cosa de saber, es tener el momento adecuado dentro de tus manos... aprovechar cada oportunidad para tener algo de satisfacción cercana al éxito.
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