Matándome en menta.

Deslizando la yema de mis dedos entre esa hierba, entre la maleza, entre las hortalizas y oliendo a tabaco y menta. Me han dicho de forma esporádica, el cigarro te mata paulatinamente y siempre respondo a ello: ¿acaso no hay forma más bella de morir?. Morir lentamente mientras vivo, mientras te veo, asi dejo el tiempo transcurra y no se si hoy moriré; la cicuta no tiene ese efecto, te desmorona antes de querer respirar por ultima vez. He repetido también, algunos no logran lidiar con la muerte, pues ese no es mi problema, mi lid es con la vida, sé que algún día terminará al igual que este liquido gaseoso que sostengo entre mis manos… Pero en realidad nada termina exactamente, solo descansa en otros lados. Pues yo quiero ser como la ceniza de este cigarro, diseminarme entre sus dedos empapados en su perfume y adherirme a las celulas muertas de su piel marchita. Son solo estados de la vida, nada con menos valor, si no el valor lo tienen en su función, ser expertos siendo polvo, cenizas, maleza, hortalizas, tabaco y menta.