domingo, septiembre 23, 2007

Me das asco

Veo imágenes difíciles de aceptar, tu mano recorriéndola, tus besos en sus pechos, no puedo soportarlo, mi sangre hierve mis manos están llenos de lagrima de ira. Ojalá mis manos te acaricien hasta matarte, para que así nunca olvides mi nombre. Una y otra vez aquélla escena en mi cabeza revoloteando, burlándose de mi seriedad. Me tenías en el olvido y en el engaño más mentiras que yo no soy capaz de soportar. Cuando se quiebren tus labios, y la placenta donde vives al fin se rompa, no serás nunca más un hijo. Tus errores van en camino de superarse, te derrotarán y darán vida a otra persona que desconoces, y ese eres tú.
Y mi mente pasa esa mísera película, que destierra todos mis sentimientos, conllevando a ahogarme con mi propio llanto. Lo que no he podido entender que estuve hablando con el asesino de mis sueños y de mis creencias. No comprendo, de qué manera pude caer en dulces artificiales y engordar hasta que me di cuenta que me hacía daño. Es fácil enamorarse de una imagen, de una foto, de una escultura, pero es tan difícil caer en los brazos del amor que esta en las entrañas de ese ser que tanto odias.
Al fin conocí la magia de las mentiras, esa magia que hace que te sientas bien, mientras más engaños, te creas un mundo de fantasías, y cuando las cortinas se cierran para dar paso a un nuevo acto, el público se retira y solo queda la verdad, que todo lo que pasó dentro de un tiempo no era más que un fraude.
Y vuelvo a ver esa escena de tu mano, tu mirada depravada curioseando entre las piernas de aquélla mujer que has dejado tras el tiempo, una pobre mujer, que doy gracias de no ser yo, que esta perdida y dolida. Yo que amaba los días de lluvia estos se han convertido en un día que el amor que ha ido al olvido y la desconfianza está tan latente. Por tu culpa estoy segura que no volveré a creer en las miradas de conquista, en la risa y la ingenuidad. Y resultó, que todo lo que te dije cuando estaba enfadada no me equivoqué en ninguna palabra. Sí, resultaste ser como todos los hombres, con el secuestro entre las piernas, ese ladrón que lleva la intimidad ha las boca de los otros, lo único que puedo decirte que eres un infausto animal que carece de sentimientos verdaderos.
Y vuelvo a ver esa imagen maligna que recauda todo aquel dolor que permanece en mi y perturba mis sueños, eso que adoro tanto se ha roto por esas imágenes. No quiero pensar porque aparecen si querer esas efigies que me causan repulsión. Ese cinismo que tienes por tratarme así, como si fuera una princesa, parece que lo único que quieres es mantener tu realeza, infiltrándote en las faldas con tu hedor masculino.
No tengo rabia, lo que tengo es asco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

sad... piola el texto ta weno
sigue asi
xauz =)

Daris dijo...

gracias por pasar a mi blog...debo decir que encuentro parte de mis propias descargas en tus lineas...pasaré a refrescar la mente mas seguido por aca...
Saludos.