jueves, abril 09, 2015

Ruinas

Y la voz del tirano nos dijo que lo odiáramos con fuerza hasta destruirlo. Nos unimos desde nuestras vísceras para destronar a quien no se merecía una cabeza, atacaron, destruyeron y decapitaron. Luego del descontrol el cielo brilló, pero nada más podría lavarnos la vergüenza, nos miramos a los ojos cuando los muros cayeron y no había nada para enorgullecernos. Habíamos matado al rey pero no sabíamos de visión, ni destinos, ni propósitos. Es allí cuando la segunda tiranía, por medio del silencio, gobernó a los dolidos y traumados, a los depresivos y descontentos, a los perdidos y recién encontrados. Dejamos los temas para hablar de nosotros, la brutalidad de la mente, ordinarios comprendiendo poco. Tan ínfimo como ser subordinado.

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