viernes, enero 17, 2014

Sin mesura la magia sobrevive en las letras borradas.

Recuerdo todo esto como aquella vez que escuché la biografía de Gabriela Mistral en la cual decían que en su época de estudiante sólo poseía un cuaderno, y cuando a éste se le acababan las hojas borraba todo lo pasado y escribía encima de las manchas de grafito. Así me parece el paso del tiempo, letras nuevas cada vez más difíciles de leer, enseñanzas nuevas donde un pasado te gobierna. Es dificil obedecer a las enseñanzas del amor, porque cada experiencia nueva te hace creer que todo es ininteligible, pero aparecen palabras al margen del papel que no tiene que ver con los sentimientos sino que se posan como notas de advertencia para poder vivir quitando las complicaciones que se han atravesado en la vida. Como aquella subrayada con rojo que dice "nunca quien te ama derrocha palabras fáciles y te brinda conformidad por ser tu misma, sino que conoce lo complicado de tu cabeza, la juzga y la acepta". No me mal entiendan, no creo que la vida del romance debe estar llena de sadismo el cual te pone en venta ante el peor trato que puedas recibir. No, las rosas que no se secan están hechas de plástico, de una fuerte lógica que convierte lo real en algo que se asemeja a las ilusiones de una vida feliz, no caigas ante el lobo de piel de oveja, porque quien pierde el juicio por pensar en el amor es capaz de desmembrar todo lo que fue una vez tu ser. 
Hacemos oídos sordos a cada moraleja, a cada palabra que no tenía sentido en su momento, así que las viejas palabras se vuelven atemporales y sólo te cobras de una buena memoria para tratar de aplicar un poco de conocimientos a tu vida personal. Dicen que no hay vuelta atrás después de conocer, pero no todos saben que cuando conoces es sólo ese 10% del icerberg, y te queda tanto para comprender ideas más completas, para poder medir la vida y para poder dominarla ante las variaciones que existen continuamente. Aprendemos muy temprano o muy tarde, pero cuando las cosas convergen con satisfacción, así como sucede con el amor, es mágico e inconmensurable. 

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