Nunca sentí mi ceguera como una inexorable escasez de luz, sino como un fuerte impacto de ella, todo estaba más iluminado y la realidad golpeaba de tal modo que era inevitable no sentirse decepcionado. La ceguera son los segundos después de despertar, de mirar al mundo y bajar la cabeza... la inteligencia se pone en su lugar sabiéndose que jamás estará tan alto como desearía.
1 comentario:
Ensayo sobre la ceguera, José Saramago.
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