domingo, enero 22, 2012

Minimalismo

Ahora escuchando a Pedro Aznar se me vienen recuerdos de un pasado no tan lejano, pero cuyo año ya ha pasado a la historia. Recuerdas esa pieza no muy pequeña, donde tenía una caja de cartón envuelta en una funda de cama fucsia que hacía de velador, y el plumón blanco sobre la cama. Siempre tuve frío en esa habitación, te necesité todos los días para agarrar un poco de calor en mañanas que siempre parecieron invierno. Ahora te recuerdo cuando discutimos y  te pegué una cachetada, mientras que me detenías de mi misma, hasta que cerraste la puerta tras tu paso. Los días llovían en mi, mientras que me despedía desde adentro de la ventana tomándome una sobredosis de medicamentos.
Va a llorar, va a llorar.
Nueve días en una clínica psiquiátrica en una ciudad muy diferente y ahora el lugar donde vivo, luego una caja de cartón llena de leches de frutilla, más cereales en barra, más mensajes de preocupación de mi madre. Y tu, acongojándote y entristeciendo mientras que seguía cometiendo errores en la misma habitación que fue dueña de los abrazos más importantes de mi vida.
Voy a llorar, voy a llorar, cuanto te amé.
Se había amargado el vino que llevaba dentro hasta escuchar esa canción y hasta que empezaste a abrazarme de nuevo mientra que nos cubríamos del mundo bajo ese plumón blanco. Luego fueron las maletas, las cosas guardadas, la pieza mas fría mientras que entraba un pequeño haz de luz. Cuanto daño te hice y volviste. Este amor no se olvida, no lo olvido... ahora no se qué me queda. Te agradezco por mi vida, te agradezco todo. Te amo mucho.
Pero por qué dijiste que no te amé... mi amor no estaba en mis actos, estaba en todo lo que tu hacías por mi... ese, tu amor, fue mi amor.
Recuerdo amor en una habitación casi vacía, pasión en una habitación fría... recuerdo que estaba habitada solo por nosotros.

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