domingo, noviembre 14, 2010

De los rosales al arrollo

No era más que el sonido escrupuloso de un alma desnuda, de un torso angosto que se estrechaba antes de prorrumpir con la creencia más cercana a la verdad. Ya no era esa voz de antes, que acudía al lamento, mas bien, era el candoroso recuerdo que acrisolaba su malestar. Se terminaban las preguntas y ahora, en este preciso instante, se abría el vasto sendero de opciones, de los pasos a la respuesta que tanto habia añorado. Era tiempo ya de caminar, dirigirse hacia su propia voluntad, con la huella mas pasional en el camino, junto al instante, junto al momento, junto a su presente, éste era ya el camino de una respuesta.
Ahora he de verte aquí, llegaste con una arruga en la frente, implacable. Que más puedo hablarte de tu pasado, si tanto tiempo caminaste sin rumbo, ese vagaje de preguntas, pero ahora te veo resuelto, al fin habías encontrado la pregunta que seguirías, esa pregunta tan poco especifica que te permitiría vivir el paso a paso. Y ahora eres tu, el reflejo de tu idea y de tu cuerpo.
¡Ésto jamás fue una lucha! sino, el vagaje de la experiencia y el encuentro con la casualidad de tu esencia. Y te encuentras aquí crecido, potencial al ser que siempre fuiste, completo y concluso. Ya ves, ¡esto jamás fue una lucha! esto fue ser sensato como el hombre que mira sobre la cordillera y admira de lejos las callesn y cada casa formando un plano, un dibujo de lineas, sin personas, sin emociones... honesto como tan solo decir la palabra "es".
No lloraste por una guerra, sino por angustia a tu propio tiempo, esperando este momento...Al fin se ha resuelto tu "cuándo"

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