viernes, octubre 13, 2017

Temor de Dios

Cuando el mundo me rodeó con su inmensa sombra, supe que ese momento no era para temer de Dios, sino para alumbrar con mi bandera. Solo la oscuridad podía ser extensa, tan grande, que nos pensáramos a nosotros mismos como incapaces de medirla, de comprender su tamaño, pero fue justamente por eso que me desafié al aprendizaje, no así a la enseñanza, porque la enseñanza era mi tumba y el aprendizaje las alas. Y así de sencillo, era yo la que se paraba desafiante ante algo y así jamás caí, porque la certeza se volvió lo que era, un lugar y nada más, un acierto o un error. Así nada más, me sostuve ante ti para desafiarte con lo que yo iba aprender, tomando el riesgo de seguirte.

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