Siempre he tenido esa habilidad de saber cuando alguien está en el lugar correcto, no necesariamente por su felicidad, pero sé por qué va por ahí. En cambio conmigo no puedo asegurarlo, me he puesto en mi cabeza hasta en la lisa madera adornada de vendas que hermosean la herida, pero siempre me devuelvo a hacer recuerdos, miro ojos nuevos y al espejo los míos se vuelven añejos.
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