El bucle de las ansias, donde el tiempo es el peor enemigo de los procedimientos y la casualidad se transforma en la más crítica pregunta. ¿Qué hacer de nosotros cuando queremos cambiar nuestra rutina del ser? Tramposa sucesión de minutos y movimientos.
Llegas al fin a la pregunta que cambia a los soñadores a vividores: ¿qué quieres?
Quiero vivir lo que tengo tal como me lo he dicho antes, alimentar a mis gatos a la hora que debo. Quiero tener el almuerzo a la hora y que sea comida saludable o al menos dentro de los parámetros.Quiero levantarme temprano y tomar té verde con limón y con unas galletitas de salvado. Quiero terminar la pega que dije que sería para mañana, aunque eso signifique dormirme muy tarde. Quiero tomarme una hora para poder salir a andar en bicicleta. Quiero levantarme y hacer la cama. Quiero tomar once con mi padre y seguir discutiendo sobre política. Quiero ser responsable y perder el tiempo viviendo y aceptando lo que soy y donde estoy. Quiero involucrarme en cosas que sirva soñar, que no todo repercuta directamente en mi. No quiero perder tiempo en nuevas relaciones, sino encontrarme con ellas porque será inevitable. Quiero ver buen cine antes de acostarme cuando ya haya trabajado en todo lo que quería. Quiero cultivar mis intereses y agradecer a esas personas que representaron un reto para mi misma, que desafiaron mi intelecto. Quiero imaginarme sentada en un escritorio dándole de comer a una mascota, o viajando por pasantías o voluntariados, sola pero volviendo al hogar que ya conozco. Quiero encontrarme a mi misma en cada cosa que hago. Quiero ser oportuna para hacer cada cosa que quiero hacer. Quiero un plan de vida que empieza ahora. Quiero hacer las cosas un poco más lento sin que me canse o me de sueño. Quiero reaccionar a verdaderos estímulos, no los que están constantemente dentro de mi. Y finalmente quiero amar a alguien locamente, pero ya no como antes... si llego a eso es porque estaré en todas las otras cosas. Ese sueño dejó de ser el primero.
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