domingo, agosto 10, 2014

Paralelo

En este sueño tratabas de alertarme de la realidad, golpeabas los ventanales para advertirme que ninguno de mis movimientos eran ciertos, que fantaseaba con el mundo que había inhalado. Era un armario lleno de ropa y con dos almas dentro que se perseguían a lo largo, mientras que en cada paso que se daba sonaban las notas de un piano. Escuchaba susurros en mi oído que decían: despierta, no te engañes. Luego otra fantasía, era feliz, todo lo que no funcionaba se dividía en varias vidas otorgándome la posibilidad de tomar sólo una vía, no existían las decisiones porque el destino estaba escrito. Era lo que sucedería si cada uno lograra su felicidad, la vida si tan sólo se apareciera una persona como la única vía. Estábamos tranquilos, porque sólo teníamos una opción que aparecería... y cada uno era infinito. Pero cuando cada sueño estaba en su climax miré a todos lados y empecé a llorar, de pronto esa casa que estaba al borde de la playa fue golpeada por las olas mientras que los destinos se fugaban en el mar. Despertaba y pensaba que tenía poco tiempo, que el dolor da cuenta de lo breve de la vida y la cantidad inconmensurable de vías que existían... no hay destino escrito, sino los hilos capaces de cruzarse y hacer nudos. ¿Qué nos queda? La herramienta más gastada, menos útil; la intuición.

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