Las pasiones desbordadas hacen de los amores personas desechables, como aquel que ha escrito miles de canciones en hojas perdidas en cuadernos viejos, un coleccionador de recuerdos en pinturas desgastadas con el tiempo. No es la pérdida de fe sobre el espíritu que busca su inexorable complemento en el mundo, sino es desafío a una enfermedad que ve unos ojos sin perderse en ellos, que atraviesa montes para trazar un par de lineas de despedida. Lo único que puede empezar de este momento es una amistad a partir del enojo, de la barrera de ser querido, del deseo de conocerse a sí mismo por medio de un cuerpo que sin fronteras es fruto de la unión. Pero mi amigo, si este nexo jamás se realiza, si no hay curiosidad que hile corazones, nos convertimos en extraños en este pasajero mundo.
Elige a quien mantiene tu cabeza pensando y a tu corazón caritativo, porque somos adictos a vivir lo que nos falta, a beber del cáliz ajeno, porque nos cuesta amarnos y no desear las historias que nos han contado desde niños, rechazando así nuestra biografía que nos ha otorgado nuestra esencia de único... tan sólo a veces somos personas menos interesantes de lo que deseamos. Pero acaso debemos cazarnos con la idea de querer algo que no tendremos porque arrojados a esta bandada de pájaros siempre migraremos en las mismas fechas. Haz sido educado, haz sido limitado, haz sido manipulado y pensado por otros, y tu destino será la bifurcación como respuesta de ello, jamás lo mismo que antes pero otro más que transita en la misma vereda popular.
No abuses de quien dices amar a menos que quieras desprender de allí un pensamiento.
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