lunes, octubre 28, 2013
el plumón negro
De las cosas que he aprendido de mi misma con el paso de los años es que jamás he dejado de ser una niña. Me acuerdo de esos días, no por la proyección romántica, ni el vacile de los deseos, sino porque instintivamente fui a su casa a descansar, me metía entre las sabanas mientras que ponías mis canciones de cuna, y cuando lograba dormir apagabas el reproductor. La ultima vez que fui, sentí miedo pero a la vez hice lo mismo de siempre, sin permiso me acosté bajo esas sabanas para poder descansar... ese día me heriste tomando mi brazo y torciéndolo. Tuve mucho miedo de lo que causaba que mis ojos se encontraran con los tuyos. Pero me sentí como aquella caricatura del perro y el gato, ese perro que tomaba a este pequeño y lo posaba en su lomo mientras que paseaba. Me hiciste dar cuenta que necesito demasiado esa protección, no así el caos de los deseos. Necesito amor, necesito protección, no pasiones ni deseos.
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