Hace un par de meses mantuve la idea que la vida, la atracción, el peso, el pie en la tierra, se debe a que en el cuerpo de las personas hay 21 gramos de energía que nos hace flotar por unos leves instantes para que luego ese salto nos lleve con más fuerza al suelo. Esta reflexión comenzó cuando fui a comprar pan y terminó con el gélido cuerpo de mi abuela. Me preguntaba por qué cuando compramos pan este pesa más, y claro no es un gran reflexión sobre física porque me declaro ignara en ello. Pero me quedé pensando en eso, lo incluí en un par de conversaciones de las cuales extraje más cosas. Finalmente, hace un par de días, mi abuela empeoró de su cáncer y decidió inducir el sueño para no sentir más dolor. Cuando esto sucede la persona espera su agonía por un par de días hasta que finalmente cesa de respirar o su corazón decide parar de latir. A las 5:55 am, 20 minutos después que decidí quedarme dormida de mi turno de vigilia, las Parcas terminaron de tejer el futuro de mi abuela, arrastraron en sus hilos el calor que había en ella. Tomaba su mano y sentía como poco a poco iba dejando el salto, ese calor y el color, sabía que no se movería...
Ahora creo que todo movimiento que encontraría en ella sería el que otros ejercieran, ellos entregándole un poco de vida, pero es una cuestión de tiempo... el pan se mantiene caliente y blando por unos minutos u horas, una persona al sentir se mantiene tibia, saltando, moviéndose, cayendo.
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