Fui el fruto dejado a secar, triturado, lanzado a la hoya para empezar a esperar en el calor, desprenderme del sabor, entregarme. Destrozada, sin ser lo que fui, sin saber que lo que me depara, estoy en tu lengua desvaneciendo, perdiéndome poco a poco en el deseo. Siempre he estado lista... siempre he sido el fruto maduro esperando en el árbol, pero tu sabes de tiempos y temperaturas, de recetas y pasteles, yo te espero desde que te dejé entrar: la palabra justa.
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