jueves, enero 20, 2011

Las llaves

Pues toda mi vida fui cerrajero y fallecí justo cuando mi hija cerró la puerta de la habitación. Nunca tuve madera para ser militar, para ser filosofo, ni menos tener un trabajo donde te pagan por pensar o ocupar todo tu cuerpo para hacer algo dificil. Esos trabajos eran para personas que tenian "motivos" "sustancia" "sentidos" y "destinos", pues yo siempre quise abrir puertas, cambiar los codigos y ser quien diera esa permeabilidad y selección. Nada muy inteligente, nada muy premiado, tan sólo era eso.
Recuerdo mi ultimo trabajo antes del infarto, una muchacha de unos 26 años habia dejado sus llaves dentro de su casa, la pobre estaba muy desesperada, decía que habia tenido un día terrible, estuvo quejandose durante el cambio de cerradura. Cuando finalicé le dije:
- Tan sólo hay personas que olvidan lo que hay dentro
Ella me miró y muy genuina me sonrió
-Gracias.
Hay guerreros en tiempos de paz, hay costumbres que nos hacen olvidar aquello que vive dentro de nosotros, nos olvidamos y somos incompetentes al querer cambiar una situación, porque ya no sabemos como. Nos encerramos, nos olvidamos, y nos quedamos esperando hasta que la guerra se presente de nuevo, porque supuestamente para eso estamos hechos.
En estos momentos ya no habian mas puertas porque se acabaron las paredes, no hay mas alternativas, porque no hay vias. No hay carcel, ni opcion, ni obstaculo. Pero esto sólo sucedió...
Nunca quise ser más alla de lo que siempre fui, nunca me limite por ser quien habia sido, conocia muy bien los muros, por ello, siempre me hice amigo de las puertas.

2 comentarios:

Camilo dijo...

Que bueno es darme una vuelta por tu blog y encontrarme con sorpresas tan agradables como estas. Muy linda historia.

Saludos!

Otro Alguien dijo...

hola, yo soy tu otro amigo gay