domingo, marzo 12, 2017

Distraer

Lo cierto es que en este momento tengo 28 años y no tengo certeza sobre lo que me tocará vivir. No obstante, creo que la sola idea de conocer aunque sea un segundo de mi futuro es innecesario. A ratos me siento viviendo mi poca fortuna, deseando que en la secuencia de minutos algo sorprendente suceda. Y ahora, con más fuerzas, pienso que es mi inherente insatisfacción ante el principio de la realidad de experimentar este preciso instante. Así, de esta manera, vuelvo a mí, vuelvo a conocerme y veo que aún no se nada de lo que yo misma pretendo construir. Y, elocuentemente, me enfoco en lo que debiese ser una decisión de un instante, como si ésta fuese la fórmula para conciliar el sueño y la angustia de pensar, crear y creer. Pero está claro, no sé nada. 
¿Qué será de este cuerpo? ¿su designio? ¿Debiese recobrar las energías para hacer algo? ¿Quién seré si ni siquiera soy? Para tomar una serie de decisiones, la vida se ve agobiante y larga, me siento cansada de tan sólo pensarlo. Pero cuando actúe, jamás será agotador, sino más bien tenderá a una mera distracción. Quizá signifique eso, que este intento de vida conste en pasar todo el tiempo distraído mientras que algo asombroso, sin que lo pueda notar o siquiera ver, suceda bajo mi sombra. Entonces borro el ego y tan sólo queda mi sensación de bienestar, porque sólo una gota en el río puede entender su designio al ser indivisible. ¿Pero acaso una gota no puede fingir que su vida no se va al instante?¿O fingir que puede elegir la roca que desea humedecer? 

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