La locura fue el bucle al cual fui sometida por su culpa. Sentirme aislada por su culpa, con un cigarro en la mano, quitándome las lágrimas por la frustración que me invade cada vez que ella me habla. Ni el pensamiento más racional y concreto me puede salvar de esta situación. Se repite, se repite, se repite, se repite...
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