Camina libre como si se tratara de reptar, y encima de nuestros hombros el aire que pasa en los años. En mi estomago se siente la emoción del veneno del que fue usado para abortarme, ese amor fallido, esa casa rota, esa muerte mirando al mundo de cabeza, la luz que te llama a la vida negra, y el trago amargo de la primera mamada.
Esa sensibilidad de latir por otro y la soledad que tiene el ahogo, me dieron la vida para quitarla, y las otras vidas las llevaron rociándolas con la mía. Tan humano para doler, tan humano para la eternidad
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