Un día compraré una cuerda, iré al puente de los candados. Sí, ese puente donde las personas se juran amor y tiran la llave. Ataré un extremo de la cuerda allí y haré mi horca. Mi peso hará que mi cuello se estire y no habrá forma de arrepentirme. Me cagaré en los pantalones y me balancearé como un péndulo de mierda.
1 comentario:
wow! qué imagen más potente, brutal.
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