lunes, octubre 07, 2024
Bestias y santos
RAE
"Sádico adj. Perteneciente o relativo al sadismo. cruel, despiadado, bestial, feroz, salvaje".
Dijeron que era incompatibilidad, pero ahora me doy cuenta que el público que nos rodeaba no eran buenos psicoanalistas. El depredador caza a su presa cuando está en movimiento, pero indefensa, para así reconocerla viva. Todas corrieron fugaces y tu las ibas a atrapando y soltando, atrapando y soltando, para someterla hasta devorarla. Y así fue casi todo el tiempo, una presa, que devoraste completamente, despojando toda humanidad. Pero siempre estuve muerta. Pensaste que porque parecía viva, porque me tomaste en un momento de felicidad y luego tristeza ya era una presa, pero no sabías lo que ocultaba. Ya había muerto tantas veces, hasta que lo reconociste en mi, la presa que no muere. Después del placer había culpa, como si necesitaras matar, pero no que murieran. Porque matar era tu instinto y la muerte era la culpa. ¿Acaso no muchos se sientan con un trozo de carne y lo comen sin la necesidad de reconocer que detrás de ello hubo muerte? Alguien lo mató, nosotros somos solo carroñeros, no rapaces.
Pero me he dado cuenta, que estaba allí, me quedé allí, como la amortajada que era. Necesitaba a quien culpar de mi muerte, para que la gente que me rodeara no me culpara a mí. Y cada vez que me llevaste al extremo, temí, dudé, no era sano, no era propio, pero volvía, volvía a tu tortura. No encontraste a una presa. Tu tan solo podías hacer lo que querías y yo fingiría que quería algo normal, pero me hacías sentido en el dolor. ¿Alguien cuenta la historia de cuando un sádico encuentra a una masoquista? ¿El sádico se aburre? ¿es toda la dinámica necesaria? ¿acaso la dualidad y negación del masoquismo generaba la permanencia? ¿Acaso no son así los mártires, los empáticos de la relación bestial? Negar que algo es deseado y entregarse, ser la imagen que necesitas de bondad, de entrega, pero dispuesta a su aniquilación.
Quizás vampira, quizás una santa, quizás una virgen, quizás un delirio.
Yo era el cuello seguro para morder. Era el martir que buscaba ser santo. Era la mujer para ser corrompida. No era nada de eso.
Y quizás te amé, porque de la manera que necesitabas la sangre, yo debía entregar la mía...
Era la noble costurera. La ficción del día que llegaras puro. Pero la verdad... la verdad es que nunca llegarías puro y yo era un espectro en el abismo.
Quiero que me digas que hacer, quiero que discutas conmigo, quiero que comas de mi, quiero ser la carne que jamás se pudra en tu mesa... prende las velas.
Mi querido brujo
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